Ahora que está muy de moda -para algunos- traer atravesado todo lo que se acerque dos centímetros a lo neoliberal o el conservadurismo, sería bueno rebobinar la cinta -los muy nuevos deberán recurrir a la historia- y darnos cuenta, en algún momento, no todo se hizo mal y pese a los pesares, varias cosas van a prevalecer en el ambiente –“manque” no se quiera- sobre todo político…Cuál es el punto, primero una frase, conseja, oración o como se le quiera poner -depende desde dónde se vea y hasta dónde- pero en esencia final es lo mismo. Hoy hablamos o hablan, -sobre todo, en el espacio político- de austeridad y para hacerla más fuerte le agregan lo republicana, austeridad republicana… ¿Qué quiere decir esto? Según los personajes consultados, hacer uso correcto de los recursos públicos -en el caso de los gobiernos- evitar gastos superfluos que sólo eran privilegios para unos cuantos -regularmente los privilegiados- y el dispendio en cosas que ni al caso -digo para sintetizar- que además no representaban ningún beneficio social y sí abonaban a la diferencia entre los servidores públicos de primera y los de abajo. Tomando en cuenta el principio de austeridad republicana sería; Administrar los recursos con eficiencia, eficacia, economía, transparencia y honradez para satisfacer los objetivos a los que están destinados…Han pasado un poco más de cuatro décadas en las que los mexicanos del sexenio de José López Portillo escuchamos, “tenemos que acostumbrarnos a administrar la abundancia” a lo nuevo de la austeridad republicana, pero en realidad cada sexenio nos han “encajado” el tema de la austeridad. Cada administración -neoliberal o no- han invocado el manejo correcto de los recursos de diferentes formas. “Hagamos más con menos”, “apliquemos los recursos en lo necesario”, “son momentos de aprender a invertir”, “atendamos a los más necesitados” y un largo etcétera, hacen una gran bola de frases, dichos, oraciones, pensamientos todos encaminados a lo mismo, un manejo adecuado de recursos públicos…Se empezó por cancelar viáticos -comidas, desayunos, cenas, viajes, celulares y bajar dotaciones de gasolina- y casi se paraliza la administración. ¿Entonces no es muy buena la austeridad?, pues depende la visión que se tenga. Desde el punto de vista de los afectados fueron momentos para hacer ajustes, “apretarse el cinturón”, pero los administrativos -siempre tan literales ellos- pasaron con la guadaña y no hubo poder humano les hiciera razonar sobre un equilibrio entre el uso adecuado de recursos y la nueva austeridad. Aquí dice que no y es no. Ya le seguimos.
La rabadilla del Pollo
Pollos en el tejado me dicen, los hechos ocurridos en Malinalco y Temascalcingo, nos debe mover a la reflexión. Haiga sido como haiga sido y estén involucrados quienes lo estén, es un llamado de atención sobre la violencia presente en nuestra vida diaria…Puede ser que nos digan, el crimen organizado está atrás de estos dos hechos, o puede en uno solo o en ninguno; eso será lo de menos, lo demás es que se perdieron vidas y como siempre, la población queda como el jamón del “changüich”, es decir, los y las que no tienen cómo defenderse…Aunque el INEGI digra lo contrario, por hoy, cierro pico. Shalom. Mi correo es alfredo.albiter@capitalmedia.mx