Ya andamos rondando las tres semanas de esa histórica elección para renovar la gubernatura del Estado de México y las expresiones de culpa, de análisis, de reflexión siguen muy presentes como si esto -el domingo 4 de junio- hubiese sido ayer. Del lado del grupo ganador todo es muy claro, sencillo y directo, la disciplina, la unidad y el deseo de hacer historia fueron los ingredientes necesarios para llegar a una receta llamada éxito. No hay más qué agregar o qué decir, el objetivo se cumplió y el triunfo ahí está…Sin embargo, en el lado de quienes perdieron, la herida sigue muy abierta y cada día se encuentran nuevos y nuevas culpables. Los señalamientos no bajan de intensidad e incluso, cada vez son más directos, con rostro, nombre y apellidos, pero sobre todo, señalamientos hacia la acción e inacción de quienes tenían que hacer una labor y no la cumplieron…Este alado tuvo la oportunidad de platicar con un personaje, cuya actividad en la ahora oposición ha sido intensa desde hace muchos años. No se debe ser un analista profesional, ni recurrir a fórmulas complejas, nada de eso, lo sucedido está a la vista de todos y es muy sencillo…Ahí como me narra lo sucedido. “El Pollo” nos pide apoyo, porque desea ser candidato a una posición -gobernador- y todos los días pasa a saludarnos a pedir el apoyo, a platicar un rato y delinear lo que hará si gana. Por supuesto, en las pláticas nos hace parte del proyecto y hasta ofrece sumarnos en algunas posiciones. Claro que te animas y -además- siendo amigos te sumas. Hace un paréntesis para darme una cifra y ejemplificar cómo se dan las cosas. De cada 10 adhesiones, seis van en busca de trabajo, -el apoyo te lo dan pensando en colocarse en alguna área- dos lo hacen por convicción, por creer en los principios del partido y los otros dos restantes lo hacen, porque te conocen, comulgan con tu forma de ser y confían en el apoyo incondicional a la sociedad. Así es como está esa estructura, cuya labor se observa más en campañas…Pongamos que el resultado es positivo y “El Pollo” gana. Todos ganamos, pues no, porque al paso del tiempo las reuniones -que antes eran diario y sin tiempo- ahora se vuelvan más espaciosas y breves. Ya no viene con nosotros a platicar como antes. Ahora las llamadas te las contesta una persona que le ayuda y al paso del tiempo, también el o la asistente deja de contestar. “El Pollo” ahora está encapsulado y la mayoría de quienes estuvieron cuando iniciaba ahora están convertidos en un cero a la izquierda, porque -pues los compromisos-. Eso que crea, pues resentimiento, tristeza, hartazgo. Pero de nuevo el círculo se cierra y llegan los tiempos de pedir apoyo. Entonces de nuevo “El Pollo” se presenta y te dice que ahora sí, chin chin el que se raje. Ya le seguimos…Aunque el INEGI diga lo contrario, por hoy, cierro pico. Shalom. Mi correo es: alfredo.albiter@capitalmedia.mx