Por: Eduardo Ruíz Healy
Construir una democracia no es cosa fácil y pocos países pueden presumir de ser plenamente democráticos. De acuerdo con el Índice de Democracia que desde 2006 elabora cada año la Unidad de Inteligencia del semanario inglés The Economist, sólo 19 de 167 países gozan de una democracia plena, en la cual “las libertades civiles y las libertades políticas básicas no sólo son respetadas, sino también reforzadas por una cultura política conducente a la prosperidad de los principios democráticos. Estas naciones tienen un sistema válido de controles y equilibrios gubernamentales, un poder judicial independiente cuyas decisiones se aplican, gobiernos que funcionan adecuadamente y medios de comunicación que son diversos e independientes. Estas naciones sólo tienen problemas limitados en el funcionamiento democrático”.
Según el Índice de Democracia 2016, estos 19 países son, en orden descendente: Noruega, Islandia, Suecia, Nueva Zelanda, Dinamarca, Canadá, Irlanda, Suiza, Finlandia, Australia, Luxemburgo, Holanda, Alemania, Austria, Malta, Reino Unido, España, Mauricio y Uruguay.
Después de los arriba anotados, en el índice figuran 57 países definidos como democracias defectuosas “donde las elecciones son justas y libres y las libertades civiles básicas son honradas, pero pueden tener problemas (por ejemplo, la violación a la libertad de los medios). Sin embargo, tienen fallas significativas en otros aspectos democráticos, incluyendo una cultura política subdesarrollada, bajos niveles de participación en la política y problemas en cuanto al funcionamiento de la gobernanza”.
Entre estos 57 está México, que aparece en el lugar 67 del Índice con una calificación de 6.47 de 10 puntos posibles.
Debajo de las democracias defectuosas están listados 40 países definidos como regímenes híbridos “donde existen irregularidades consecuentes en las elecciones que regularmente impiden que sean justas y libres… suelen tener gobiernos que ejercen presión sobre opositores políticos, judicaturas no independientes, y tienen una corrupción generalizada, hostigamiento y presión ejercida sobre los medios de comunicación, un estado de derecho anémico y fallas más pronunciadas que las democracias defectuosas en los ámbitos de la cultura política, los niveles de participación en la política y el funcionamiento de la gobernanza”.
Finalmente, en el índice aparecen 51 países que son“regímenes autoritarios donde el pluralismo político ha desaparecido o es extremadamente limitado… suelen ser dictaduras absolutas, pueden tener algunas instituciones propias de una democracia, pero con escasa importancia, las violaciones y los abusos de las libertades civiles son comunes, las elecciones (si se realizan) no son justas y libres, los medios de comunicación a menudo son estatales o están controlados por grupos asociados con el régimen gobernante, el poder judicial no es independiente y hay una presencia omnipresente de la censura y supresión de la crítica gubernamental”.
En 2018 los mexicanos tendremos que decidir entre mejorar nuestro sistema democrático o regresar a un régimen autoritario. No nos equivoquemos.
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