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EU decisión 2016 (7) Trump: transición o ruptura

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Por: Carlos Ramírez


La victoria de Donald Trump despertó los peores augurios en el corto plazo para EU. El empresario en realidad no ganó unas elecciones presidenciales competitivas, sino que aplastó en las urnas al aparato de poder corporativo que ha mantenido el control político de la nación a través de Wall Street desde que el dólar se apropió de la economía mundial en Bretton Woods en 1944.

La elección de Trump dejó dos escenarios: el del hartazgo popular contra el establishment que representaban Barack Obama y Hillary Clinton, y la reconfiguración de la sociedad estadounidense que no le interesó la hegemonía mundial, sino su propia y lacerante pobreza.

El dilema de Trump oscilará entre la transición estadounidense a una sociedad moderna pero no imperial – aunque mantenga su papel de policía del mundo– o la ruptura por la respuesta previsible de la estructura de seguridad nacional que ha creado un Estado privado paralelo. Trump enfocó su visión de Estado de seguridad nacional de manera similar que Hillary, aunque no los elevó a una dimensión prioritaria en su campaña.

Lo malo para Estados Unidos es que Trump carece de una propuesta de reorganización del Estado y su campaña se basó en la extrapolación de ciertos enfoques empresariales a las decisiones políticas en el Estado. Pero no debe olvidarse que Trump fue producto de las contradicciones y traiciones de los compromisos de Obama y de una sociedad harta de los políticos. Lo que falta por saber es la estructura de poder detrás de Trump: los republicanos del establishment imperial o los republicanos del pragmatismo. A diferencia de Hillary, Trump va a gobernar para su reelección en 2020.

La viabilidad del gobierno de Trump tendrá que decidir sus aliados: o el Congreso con nuevas figuras o de nueva cuenta las corporaciones que bien poco les interesa en la práctica que el republicano haya ganado las elecciones y que la demócrata los haya decepcionado por su fardo de corrupción. El poder es el poder, es de quien lo sopesa, no de quien lo enarbola.

En el Congreso pasarán o se anegarán los compromisos centrales de Trump: la expulsión de migrantes hispanos y árabes, el muro en la frontera mexicana el cobro de protección mundial. Y sus primeras decisiones tendrán que definir los perfiles de la seguridad nacional: quién será el Henry Kissinger de la definición geoestratégica de EU para los próximos 50 años. Trump tendrá que abrir el obturador de su enfoque geopolítico ante la multipolaridad del poder, un tema que dejó la impresión que no entendía y que por eso magnificó la política migratoria interna.

Trump agotó su primera fase el 8 de noviembre, su campaña giró en torno a construir una nueva mayoría no corporativa sino social, y su principal desafío en los próximos años será el de rehacer el modelo de estabilidad laboral empleo-jubilación que destruyeron Clinton y Obama. Pero sus primeras decisiones tendrán que ver con el papel de EU en un mundo acostumbrado al imperialismo estadounidense o al abandono en los últimos ocho años. Obama le hereda un Putin fortalecido, una China dominante y un Medio Oriente atomizado.

La gran prueba de Trump estará en la construcción de una base social o el establishment corporativo republicanodemócrata lo derrotará como a Jimmy Carter en 1980 o como a Gorbachov en 1991, toda vez que ese establishment pidió golpe de Estado contra Trump si ganaba las elecciones.. Política para dummies: La política es el reino de los ganadores, no de los que dicen que van a ganar.