En las recónditas veredas de Veracruz, existe un hermoso lugar que hace siglos fundaron los mixtecas. Es ahí, en este sitio, donde se cristalizó el amor de una mujer y un hombre, ambos de tez morena, cabello negro y ojos de mirada profunda, características de esta comunidad.
Todo comenzó al interior de una hermosa, oscura y húmeda cueva, en la que predominaba la tranquilidad, la armonía y por supuesto la nobleza. Muy adentro de esta caverna nacieron dos frondosos árboles, que emanaban una energía preponderantemente magnánima.
A estos árboles los nutrían de fuerza y vigor las aguas del río Achiutl. La cercanía de sus raíces era tal, que esta proximidad provocó que se enamoraran de una manera sin igual, envidiable y en ciertos casos, admirable o ejemplar para la comunidad mixteca.
El inmenso amor de ambos árboles llamó la atención de las deidades creadores del mundo prehispánico, tanto, que relatan que ese fue el origen del pueblo mixteca. Esta cultura tuvo un crecimiento demográfico que sobrepasó la provisión alimenticia, a tal grado de avecinarse una crisis.
La problemática creciente, alborotó a la gente para reflexionar y organizarse a tomar acciones en pro de conseguir algo para comer. Entonces, se presentó un fornido personaje cuyo nombre era Mixtecatl, quien presto se ofreció para aventurarse en busca de nuevos horizontes más prósperos para las familias.
Tomó su arco y flechas, una pequeña mochila repleta de viandas y por supuesto, una jícara llena de agua. Tras un arduo y exhaustivo recorrido de muchos meses, encontró un pequeño riachuelo atiborrado en sus costados de árboles frutales distintos.
Dicen que tuvo que lanzar infinidad de flechas al Sol, que era dueño de estas prominentes tierras, fue tanto su carácter perseverante que el astro rey valoró la constancia de Mixtecatl y cedió el espacio fértil y abundante de alimentos para los Mixtecas.
De este modo, los habitantes de Achiutla, que significa Ciudad en Llamas, pudieron subsistir y legar la perseverancia y fe en uno mismo a todo el mundo, como una herencia más del México antiguo.