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#HerenciadelMéxicoAntiguo Antes de que amanezca

Carlos Alviso
 

Caída la noche y en plenitud la oscuridad que dominaba toda la extensión territorial de Mesoamérica, las sombras y uno que otro ser esencial de la noche, salían a recorrer todos los rincones posibles, mientras durara la penumbra, pues solo en ese momento nocturno, tenían libertad de hacer lo que viniera en gana. Estos noctámbulos […]


Caída la noche y en plenitud la oscuridad que dominaba toda la extensión territorial de Mesoamérica, las sombras y uno que otro ser esencial de la noche, salían a recorrer todos los rincones posibles, mientras durara la penumbra, pues solo en ese momento nocturno, tenían libertad de hacer lo que viniera en gana.

Estos noctámbulos entes, eran enviados por Mictlantecuhtli a dominar el firmamento y la tierra, por eso, el espacio nocturnal era peligroso para los humanos, dado que sombras perversas, incorporeas salían para apoderarse de las almas de personas que deambulaban a altas horas de la madrugada.

Pero los sacerdotes y curadores del espíritu siempre atentos a proteger a los seres humanos, realizaban sacrificios sangrientos en lo más profundo de la noche conocido como yohualnepantla, pues era el momento preciso para darle energía, fuerza y contundencia al Sol para que pudiera renacer.

Existía también otro espacio de tiempo crucial para que todo siguiera en la cotidianidad de la vida y era el llamado xelihui yohualli, “cuando la noche se divide”, ahí, en ese instante, Tonatiuh debía potenciar su calor al máximo para renacer y que su aparición esperada al amanecer fuera una realidad.

El xelihui yohualli era el periodo más crítico, en él se autoinflugian los sacerdotes, ya que su sangre era mayor fuente energética para el Sol y su resurgir en la consuetudinaria vida de los seres mundanos. Ese sacrificio era lo menos que podrían hacer en honor al cosmos.

De tal forma, las criaturas monstruosas e indómitas del espacio nocturno eran apaciguadas y Tonatiuh, a diario libraría la batalla del dominio oscuro del Mictlán y sus entes astrales que deseaban imponerse y acabar con la vida terrestre diariamente.

Antes de que amanezca, decían nuestros antepasados mexicas, antes de que amanezca, debemos estar preparados para defender nuestras vidas y ayudar al Sol a revivir con el alba. Mito que hasta nuestros días, es una herencia más del México antiguo.