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#HerenciadelMéxicoAntiguo El árbol de más de 500 años

Carlos G. Alviso López
 

El patético y traicionero plan estaba urdido. Los infames saqueadores comandados por Hernán Cortés habían construido un puente ex profeso para cruzar rápidamente los canales de la majestuosa Tenochtitlan sin ser vistos por los mexicas y así llevarse oro y algunos objetos preciados que no les pertenecían. Pero… algo salió mal, muy mal. Fueron cachados […]


El patético y traicionero plan estaba urdido. Los infames saqueadores comandados por Hernán Cortés habían construido un puente ex profeso para cruzar rápidamente los canales de la majestuosa Tenochtitlan sin ser vistos por los mexicas y así llevarse oro y algunos objetos preciados que no les pertenecían.

Pero… algo salió mal, muy mal. Fueron cachados infraganti, situación que desató una persecución y un enfrentamiento, del cual corrió mucha sangre, hubo cientos de muertos y bastantes heridos de gravedad que despavoridos huyeron lo más lejos que su agitada condición les dio.

Esto se suscitó en las primeras horas de la madrugada del 30 de junio de 1520, cuando el conquistador Hernán Cortés, sus secuaces y aliados, quienes en su desmedida ambición trataron de robar gran parte de los sublimes tesoros de la ciudad del Lago de Texcoco.

Esa noche murieron más de 600 españoles y naturales mexicanos que se unieron a estos, por la inconformidad del trato que daban los aztecas a pobladores circunvecinos. A este episodio, que es un hito en la historia de nuestro país se le recuerda como La Noche Triste.

Los sobrevivientes, que entre ellos estaba Hernán Cortés, fueron a parar a un enorme ahuehuete a unos cuantos kilómetros del corazón de la Gran Tenochtitlan, específicamente en la zona que hoy día se le conoce como Popotla, en la Ciudad de México.

La historia institucional y de tradición en nuestra enseñanza ubica al Árbol de la Noche Triste en la CdMx, donde el conquistador derramó lágrimas por este hecho, que significó la más grande derrota desde su llegada al Continente Americano.

Pero hay quienes se inclinan a estudios que lo sitúa en el municipio de Naucalpan, Estado de México, en el pueblo de San Juan Totoltepec, basados en la georreferencia y cercanía de la Basílica de los Remedios, a unos cuantos metros de este árbol en el hoy Rancho San Juan y a pie del Río de los Remedios,

Todo ello, también con base en las narrativas de esa fatídica y cruenta batalla, es así que este enorme ahuehuete, sus misterios escondidos y su leyenda son una herencia más del México antiguo.

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