Existen registros relacionados a las formas comunicativas en la era prehispánica. Comprendían que el sistema expresivo de aquellos tenía que ver con la interacción de los sentimientos y las emociones.

Además, existían formas en las que seres sobrenaturales anunciaban a través de sueños, premoniciones y señales en la naturaleza, los designios que habrían de seguir para informar a la población de los sucesos. A veces también surgían advertencias de desastres naturales o, un ejemplo claro: la invasión de los españoles que se dio por medio de sueños.

El arte en sus distintas disciplinas fue herramienta clave para comunicarse y no solo eso, sino también dejó documentado el transcurrir de la vida cotidiana. La escultura, el muralismo, la orfebrería, los trabajos en cerámica y textiles son métodos que los prehispánicos desarrollaron para este fin. Asimismo, los papiros que a la fecha existen y conocemos como códices.

El tallado en roca fue trascendental para el legado histórico rico y cargado de su ideología, de su teogonía y sus costumbres. Todas esas lápidas, estelas y monumentos han contribuido de manera determinante para entender su cosmovisión y su modus vivendi.

La danza, la música y los rituales dedicados a los dioses, tuvieron gran influencia en las acciones diarias de su existir y quedaron en la posteridad a través de objetos artísticos, materia de estudio que nos reflejan, entre otras temas, la iconografía politeísta que poseían.

Al desdoblar los mecanismos comunicacionales de Mesoamérica, se advierte la impresionante ingeniería y planeación urbana que tenían. El trazo de caminos que conectaron a otras poblaciones lejanas, dio paso a conocer culturas distintas, a compartir técnicas de arquitectura, al intercambio comercial de productos únicos de las regiones enlazadas. Nuestras raíces como mexicanos se vieron marcadas positivamente por esta metodología comunicacional, la cual, en el paso generacional se ha actualizado, adaptado y mejorado. Podemos decir que el arte de comunicar en la época prehispánica es una herencia más del México antiguo.