Se sabía con exactitud en dónde se gestaba la oscuridad de la tierra y lo que de ella provenía, es decir, las sombras, la serenidad, el descanso, los sueños, las transformaciones del alma y otras cosas más. Eso lo entendían perfectamente los pensadores prehispánicos, quienes dominaban los conocimientos y lo etéreo.
Le llamaban Yuhuala, donde serena la noche, según los mitos aztecas. Además, era la morada del dios Tezcatlipoca, dueño de la oscuridad y sus misterios, quien se hacía acompañar también por Xipe Totec, el lado masculino del universo, encargado de los campos fértiles y las cosechas abundantes.
Son infinitos los relatos que dan certeza a la importancia que Yohuala tenía en tiempos añejos, pues no sólo era el lugar de la oscuridad, donde a diario renacía lo nocturno, donde habitaban deidades cósmicas, sino también aseguran que la Serpiente Emplumada, Quetzalcóatl, iba a los valles de Yohuala en busca de agua y alimento.
Era lugar predilecto de los nahuales, ya que desde este sitio podían desprender con mayor facilidad el alma del cuerpo, podían trasladarse a la vía láctea y hablar con las constelaciones a través de los sueños, tenía el permiso de los dioses para hacer de la noche un instante único para el espíritu y las emociones.
Yohuala, el lugar de la noche está repleta de oro y otros metales preciosos como la plata, y afirman que esto es debido a que el tiempo nocturnal regeneraba la composición de las rocas como premio y estímulo para que sus habitantes jamás dejaran de valorar la oscuridad, que no le tuvieran miedo, mucho menos huyeran del sitio.
Siglos después el imperio mexica, sometió a las poblaciones chontales de Yohuala para incluirlas en la Matrícula de los Tributos con una gran e interesante aportación de oro y de plata que debían dar a los que gobernaban la Gran Tenochtitlan.
Yohuala o Yoalan, hoy conocida esta región como Iguala, en el estado de Guerrero, aún resguarda un sinfín de historias de los ciclos de la vida y su representación en la oscuridad. Aún es un sitio de incógnitas y maravillas, es una herencia más del México antiguo.