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#HerenciadelMéxicoAntiguo Hilando la Historia

Carlos G. Alviso López
 

Durante muchos siglos atrás, principalmente las mujeres, eran quienes hilaban y tejían con su creatividad y manos propias, cantidades importantes de textiles para uso diario, funerario y ceremonial en tiempos prehispánicos. En esta manufactura se utilizaban malacates de barro, cuyo significado en náhuatl malacátl, que quiere decir dar vueltas, además de los tzotzopaztlis, indispensables para […]


Durante muchos siglos atrás, principalmente las mujeres, eran quienes hilaban y tejían con su creatividad y manos propias, cantidades importantes de textiles para uso diario, funerario y ceremonial en tiempos prehispánicos.

En esta manufactura se utilizaban malacates de barro, cuyo significado en náhuatl malacátl, que quiere decir dar vueltas, además de los tzotzopaztlis, indispensables para colocar los hilos en el telar y así confeccionar un sinfín de prendas de distintos tamaños, colores y diseños.

También dentro de los accesorios y herramientas del tejido y el hilado, se tenían el mecapal, los enjulios y los hilos de múltiples grosores y diversas fibras naturales como el maguey.

Muchas técnicas eran aplicadas en las formas y dimensiones de los tejidos, como la tradicional greca escalonada que se le conocía como xicaloliuhqui, o figuras zoomofrmas, flores de loto que representaban la creación del universo y la fortaleza espiritual, aunado a ciertos adornos, como los círculos concéntricos que reflejaban la unión de lo mundano y lo celestial.

Debido a que era un oficio casi exclusivo de las féminas, dicha actividad se asociaba a la fertilidad femenina y de las tierras de cosechas, esta última actividad era propia del sexo masculino y era ahí donde se fusionaba la dualidad con la que se sostenía el mundo y la regeneración.

Los quehaceres entre mujeres y hombres estaban bien diferenciadas e instituidas: los varones se dedicarían  a la siembra y las damas tejerían e hilarían, ya que así se dispuso en la creación de la vida, con  la primera pareja, Oxomoco y Cipactónal.

Al morir las mujeres tejedoras, eran enterradas con sus instrumentos de trabajo, que desde niñas y mediante un ritual, les eran entregados para toda la vida, siendo una herencia más del México antiguo.