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#HerenciadelMéxicoAntiguo La elección del Huey Tlatoani

Carlos G. Alviso López
 

Todo era cuestión de linaje. La nobleza prehispánica marcaban las normas sociales. Las comunidades antiguas organizaron una estratificación de la comunidad, donde pocos, muy pocos, accedían al poder para gobernar ciudades imponentes como Tenochtitlan. Inherente y así de importante era provenir de una casta de la élite alta, lo era también su preparación física, mental […]


Todo era cuestión de linaje. La nobleza prehispánica marcaban las normas sociales. Las comunidades antiguas organizaron una estratificación de la comunidad, donde pocos, muy pocos, accedían al poder para gobernar ciudades imponentes como Tenochtitlan.

Inherente y así de importante era provenir de una casta de la élite alta, lo era también su preparación física, mental y espiritual. No cualquiera de la progenie de un líder, tenía asegurada la sucesión, no todos los hijos eran competentes per ce, para dar continuidad generacional al mandato.

Huey Tlatoani es una palabra náhuatl compuesta por dos vocablos de esta lengua, que en conjunto y traducida al castellano quiere decir “gran orador”, este término era cuestión de respeto, admiración y apoyo en las decisiones tomadas.

La estructura gubernamental, estaba conformada por un consejo supremo, integrado por sabios, nobles y estrategas, digamos que era el gabinete de la comuna en la que el Huey Tlatoani era la máxima autoridad, la voz cantante que mandaba en todo el pueblo.

A los Huey Tlatoani también se les conoce como tlatoque, eran electos, por lo que se conocía como pipiltin, una agrupación proveniente de la nobleza, que en su conjunto definían quién sería el dirigente del altépetl, en voz náhuatl, cuyo significado es ciudad.

La temporalidad de los Tlatoani al frente del mandato, no estaba determinada por un periodo específico en años, era más bien a su fallecimiento que el consejo supremo se reunía para elegir al sucesor y, obviamente, lo hacían de acuerdo a intereses de este grupúsculo.

La sociedad común, denominada macehualtin, acataba esta elección y se atenía confiadamente a la buena gobernanza del elegido, no tenían voz ni voto para eso. Actualmente la democracia ha evolucionado en nuestra sociedad, dejando atrás, en cierto modo, las imposiciones.

Con este registro de cómo eran los procesos para elegir al Huey Tlatoani, deja claro que de antaño, la ciudadanía se organizaba para tener liderazgos legítimos que guiarán a las ciudades, esto como una herencia más del México antiguo.