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#HerenciadelMéxicoAntiguo La Reina Roja: símbolo de poderío femenino

Carlos G. Alviso López
 

Consorte del señor Pakal el Grande, quien fuera el mayor gobernante de Palenque, en Chiapas, su nombre era Tz’aka’ab Ajaw, es decir, gobernante de las sucesiones, se sabe que fue una mujer que no solo acompañó en vida a Pakal, sino que también tomó decisiones como mandataria de tan impostarte ciudad. Su ajuar funerario es […]


Consorte del señor Pakal el Grande, quien fuera el mayor gobernante de Palenque, en Chiapas, su nombre era Tz’aka’ab Ajaw, es decir, gobernante de las sucesiones, se sabe que fue una mujer que no solo acompañó en vida a Pakal, sino que también tomó decisiones como mandataria de tan impostarte ciudad.

Su ajuar funerario es tan rico y ostentoso que connota las consideraciones de los pobladores de Palenque y la trascendencia de su persona en vida y después de su muerte, pues las preparaciones de la cámara mortuoria donde fue inhumada lo dice sin reparo alguno, con tanta ornamenta.

Se le llama Reina Roja, debido a que su tumba, que guarda sus restos fue rellenada con una arena rojiza que cubrió su cadáver, llamada cinabrio, mineral que era asociado con la sangre como mayor fuente de vida y con el punto cardinal este, donde cada mañana renace el Sol que calienta al universo.

La sepultura de Tz’aka’ab Ajaw, fue hecha a propósito de su alto nivel jerárquico en los dominios de Palenque, así como toda la ofrenda con la que su cuerpo inerte fue ataviado. Por ejemplo, su ataúd es un monolito adornado detalladamente. También, se le colocó un tocado de 103 teselas, que son pequeñas piezas de piedra color terracota.

Este tocado lo acompañaban, además once mosaicos de concha y 37 de piedra caliza, con una finura en su tallado, que en su conjunto conforman una representación del conocido “dios narigudo”, que algunos lo asocian con Chaahk.

Se halló una diadema doble hecha de pequeños discos, un collar y dos orejeras, que portaba en vida y seguramente eran sus predilecto en ceremonias y rituales específicos de la nobleza y que le serán útiles en la otra vida, según las costumbres de los entierros prehispánicos.

Fueron múltiples y diversos los objetos con los que fue inhumada la Reina Roja y que demuestran cómo las mujeres desde tiempos remotos y añejos han sabido guiar con poderío y conciencia, atributos y aptitudes que son una herencia más del México antiguo.