Los aztecas desde sus inicios como población primordial en el desarrollo de la cultura de nuestro territorio, comprendieron que la enseñanza y el conocimiento para niñas y niños, era trascendental para su formación como personas, quienes debían ofrecer mi mejor sí.
Por ello, tuvieron a bien erigir centros de estudios para forjarse en la educación como el Calmécac, la escuela para los infantes que provenían de la clase noble y el Telpochcalli, cuyos educandos pertenecían al común de la gente.
Era en estos lugares donde la rígida enseñanza se impartía, era ahí donde cualquier desacato a los ordenamientos de los docentes, se castigaba con severidad, desde acciones punitivas, como el ayuno o encierros, hasta condenas drásticas como la pena de muerte, según fuera la falta.
En el Calmécac iban los niños de la nobleza desde los 6 hasta los 15 años y al contrario de lo que se podría pensar, los alumnos no gozaban de ningún privilegio ni consideraciones, pues las clases eran de extrema rudeza, ya que tenían que apilar leños, entrar en los campos de siembra a arar y preparar las semillas, así como hacer quehaceres de limpieza, es decir barrer.
Así también se les daban clases de acciones públicas y de estrategias para saber gobernar y guiar a la comunidad. Quienes pertenecían al Calmécac se les denominaba pipiltin. La única diferencia entre el Telpochcalli y el Calmécac radicaba en el tipo de enseñanza y sobre todo, en la estricta que era para la nobleza.
Los profesores, se tenían jerarquía para la enseñanza, entre esto que les comento había una escalafón de los docentes, llamado achcauhtin, quienes dedicados a la educación e impartición de clases a los jóvenes y los telpochtlato, era el más alto en las directrices de dichas escuelas y era quien tenía derecho a reprender a los alumnos.
La vocación docente y la educación continua, fueron uno de los pilares más importantes de las entrañas de la sociedad mexica, que se ha legado durante siglos, enalteciendo lo valioso que son los maestros para nuestro presente y futuro, vocación que es una herencia más del México antiguo.