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#HerenciadelMéxicoAntiguo Las parejas sagradas y su determinante influencia en el matrimonio mexica

Carlos Alviso
 

Resulta crítico y definitorio la revisión de lo que el libro de los destinos, llamado Tonalpohualli, depara para las almas que habitan los cuerpos terrestres y mortales, pues lo que trasciende al plano celestial es el espíritu, más no la materia corpórea, es por ello que los restos mortales eran preparados para desprenderse del alma. […]


Resulta crítico y definitorio la revisión de lo que el libro de los destinos, llamado Tonalpohualli, depara para las almas que habitan los cuerpos terrestres y mortales, pues lo que trasciende al plano celestial es el espíritu, más no la materia corpórea, es por ello que los restos mortales eran preparados para desprenderse del alma.

En estas inscripciones determinantes y contenidas en el Tonalpohualli, existía algo conocido como “parejas sagradas”, que era la correlación entre la dualidad marcada por los seres femeninos y su contraparte masculina. Solo con este minucioso análisis, podría ser diagnosticado si la pareja a desposarse era compatible.

Pero, ¿cómo era eso? Fácil: los destinos de ambos debían estar entrelazados por diversos acontecimientos descritos con antelación en el Tonalpohualli, y más aún, debían tener similitud entre las parejas divinas que les correspondían, porque, de no ser así, a pesar de los sentimientos, el matrimonio no se podía consumar.

Eran tan rígidos los sacerdotes en esta resolución, que muchos de nuestros antepasados mexicas no pudieron unir sus vidas ni conformar una familia, debido a que la pareja sagrada era disímil y jamás se arriesgarían a crearle un malestar a los seres divinos, ya que les costaría caro esa osadía.

El mundo se mantenía tranquilo y constante, siempre y cuando los humanos siguieran al pie de la letra las reglas impuestas por el mundo de las deidades y su teogonía entera. Solo así se aseguraba que la existencia de generaciones fuera acertada.

El acontecer armónico entre los dioses que habitaban el firmamento, los humanos que poblaban el plano horizontal y las deidades acuáticas y de la oscuridad, que reinaban el inframundo, subsistían en el respeto de sus espacios.

El origen del universo, la creación de los seres vivos y su vida de muchos siglos, dependía de mantener buenas prácticas con las parejas sagradas y sus designios que son una herencia más del México antiguo.