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Opinion

#HerenciadelMéxicoAntiguo Las pastorelas en la evangelización del México antiguo

Carlos G. Alviso López

Con la llegada y dominio de los españoles, ante la derrota inminente del poderío que tenía el imperio de la Gran Tenochtitlan, los radicales cambios en la idiosincrasia de los antiguos mexicanos fue determinante para acabar con la mayor parte de sus costumbres, basadas en la visión politeísta.

No sólo las barreras de las distintas formas de pensar entre mexicanos y españoles fue un obstáculo para evangelizar a los naturales de nuestro país, sino también la diferencia de lenguaje imposibilitaba la comunicación para transmitir la esencia del cristianismo.

Fue entonces que las representaciones y montajes teatrales resultaron una herramienta eficaz para difundir todas aquellas ideas del continente europeo y transformar ideológicamente a los pobladores del Ombligo de la Luna. De ahí que las pastorelas, fueran las primeras enseñanzas de la religión cristiana hacia nuestros antepasados.

La orden franciscana y sus frailes, comenzaron un arduo y riguroso plan para poner en marcha las pastorelas y de este modo difundir las enseñanzas de San Francisco de Asís y su histórico nacimiento, con personajes vivos, del cual se derivó la tradición de ponerlo en casi todos los hogares del mundo.

La lucha entre el bien y el mal, las peripecias que pasan los pastores para ir a adorar al Niño Dios y las tretas que ponen a prueba su constancia y generosidad, son el contexto de las pastorelas que aún en nuestros días muestran el fervor por la Navidad.

Pasaron los años y con éstas, se fue induciendo al catolicismo a las poblaciones del México prehispánico, quienes a medida que olvidaban a sus dioses, sus festividades y rituales, fueron adaptando altares y crucifijos entre otros elementos relacionados con Jesucristo.

Hay registros de que la primera pastorela en México fue redactada por el letrado  Antonio Valeriano, quien la escribió en náhuatl, a quien también se le atribuye el Nican mopohua, relato en náhuatl de las apariciones de la Virgen María en México, en la advocación de Guadalupe, sucedido en el cerro del Tepeyac, todo ello una herencia más del México antiguo.

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