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#HerenciadelMéxicoAntiguo Los guerreros águila y su misión defensiva

Carlos G. Alviso López
 

Ataviados en los antebrazos con plumaje de águila real para simular el portento de las alas de dichas aves, a la altura de las rodillas portaban elementos que simulaban las garras aguileñas, éstas eran algunas características de los trajes que los soldados llamados Cuauhtli o guerreros águila tenían. En la capital del imperio mexica, es […]


Ataviados en los antebrazos con plumaje de águila real para simular el portento de las alas de dichas aves, a la altura de las rodillas portaban elementos que simulaban las garras aguileñas, éstas eran algunas características de los trajes que los soldados llamados Cuauhtli o guerreros águila tenían.

En la capital del imperio mexica, es decir, Tenochtitlan, existía un sitio determinado específicamente para el cautiverio de las águilas, ya que no son una especie endémica de la Cuenca de México. Este lugar se le denominaba, casa de las aves, en náhuatl Totocalli.

Ahí, había especialistas dedicados a recolectar las plumas sin dañar a las águilas, que además de ser sumamente peligrosas, eran consideradas animales enviados por Tonatiuh, el dios del Sol. Aquellas personas se llamaban amantecas, es decir, los plumajeros mexicas.

Asimismo, el cuidado de las águilas era extremo, pues su valía tanto en los truques comerciales como en los rituales de ofrendas, radicaban en que estuvieran vivas. Todos los procesos utilizados para el cautiverio de éstas, estaba ligado a un fin primordial que era la guerra.

Sabemos que los enfrentamientos bélicos eran eje total para que la comunidad mexica tuviera un óptimo desarrollo social, económico y cultural. Quienes elaboran los trajes de los guerreros Cuauhtli, ponían especial atención en otro distintivo, que pudiera ser el más llamativo: el casco en forma de cabeza aguileña.

El entrenamiento de los ejércitos era sumamente estricto y mantenía simbolismos relacionados con deidades como Huitzilopochtli, el señor de la guerra, a quien, entre otros seres míticos y cósmicos, se les dedicaban las peleas y, por supuesto, la captura de los prisioneros, cuyo cautiverio derivaba en el sacrificio.

Además de su rigurosa preparación, los aditamentos para la lucha armada, sumado a los imponentes atuendos manufacturados minuciosamente por artesanos, eran componentes que mostraban dedicación y disciplina en las fuerzas mexicas y que son una herencia más del México antiguo.