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#HerenciadelMéxicoAntiguo Los manjares de un rey

Carlos G. Alviso López
 

A diario, era un ritual poner la mesa, preparar un sinfín de platillos que se mantendrían calientes, pues las ollas de barro estaría sobrepuestas en comales con fuego intenso, con el fin de que Moctezuma pudiese alimentarse a la hora de la comida, se merecía que todos los días varios súbditos le atendieran como lo […]


A diario, era un ritual poner la mesa, preparar un sinfín de platillos que se mantendrían calientes, pues las ollas de barro estaría sobrepuestas en comales con fuego intenso, con el fin de que Moctezuma pudiese alimentarse a la hora de la comida, se merecía que todos los días varios súbditos le atendieran como lo que era: un rey.

En un salón de amplias dimensiones, se adornaba una mesa achaparrada con manteles tejidos con hilo blanco y reluciente, Moctezuma Xocoyotzin, noveno Huey Tlatoani mexica, se sentaba en una especie de silla minuciosamente tallada que simulaba un trono, a degustar sus alimentos, atendido por cuatro mujeres descalzas.

Una de estas sirvientas, previo a que el gobernante probara los platillos, le acercaba agua para que lavara sus manos y otra más se arrimaba hacia él con un plato hondo que ponía debajo, para que cayera el líquido que tocaría las extremidades del mandatario y éste no se mojara, mientras las demás le traían tortillas calientes.

Los cocineros presurosos y a la expectativa estaban para ver la cara de Moctezuma y enterarse si habían sido de su agrado los platillos engullidos por el emperador mexica, quien, durante la comida, lo acompañaban cuatro dignatarios ya de avanzada edad con los que platicaba.

Codornices, pato, guajolote y conejo, eran parte del extenso menú que se ofrecía a Moctezuma Xocoyotzin, quien también a veces probaba algún guiso de carne humana proveniente de prisioneros capturados en batalla y sacrificados para satisfacción de las deidades.

No podían faltar los postres, que estaban compuestos por frutas cuidadosamente seleccionadas o amaranto endulzado con un poco de miel. De tomar, se le daba una bebida caliente elaborada con cacao, que sacaba espuma al ser removida.

En una de sus Cartas de Relación, Hernán Cortés informó de los banquetes de Moctezuma, resaltando la pulcritud de las atenciones que recibía, así como el ritual que era a diario la hora de la comida para los mexicas, que es una herencia más del México antiguo.