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#HistoriadelMéxicoAntiguo La furia de Quetzalcóatl y el origen de Acapulco

Carlos G. Alviso López
 

Cientos de años atrás, relatan que vivió una joven y preciosa mujer de nombre Quiahuitl, que moraba con sus padres en las inmediaciones de lo que hoy conocemos como Acapulco y pertenecía a la población Yope, una de las civilizaciones fundadoras de este paradisíaco lugar. Como muchas historias contadas por los viejos, ésta conlleva una […]


Cientos de años atrás, relatan que vivió una joven y preciosa mujer de nombre Quiahuitl, que moraba con sus padres en las inmediaciones de lo que hoy conocemos como Acapulco y pertenecía a la población Yope, una de las civilizaciones fundadoras de este paradisíaco lugar.

Como muchas historias contadas por los viejos, ésta conlleva una tragedia amorosa: resulta que guerreros náhuatls atacaron a los Yope y victoriosos los desterraron de su hogar, situación que generó odio y rivalidad entre ambas tribus, quienes por años fueron acérrimos enemigos.

Este desaguisado no fue obstáculo para que el joven Acatl, perteneciente a los náhuatls y la hermosa Quiahuitl de los Yope se enamoraran y decidieran desposarse. Obviamente el padre de Quiahuitl se opuso rotundamente, quien además era el jefe de los Yope y por ningún motivo daría su consentimiento para ese matrimonio.

Una maldición a través de un conjuro por parte del progenitor de Quiahuitl surtió efecto en Acatl, quien desilusionado y con una inmensa tristeza se dio por vencido y regreso a su lugar de origen, dejando a su prometida sin razón de su abandono. Acatl lloró intensamente y sin parar que su fornido cuerpo se secó hasta desaparecer.

Este joven estaba protegido por Quetzalcóatl, quien al ver tan semejante y despiadado final del joven, se enfureció y con su poder divino reunió cada una de las lágrimas de Acatl y transformó a Quiahuitl en una gran nube a la que cargó con el llanto acumulado del joven para desatar una intensa tromba en la bahía que habitaban los Yope.

Una tarde Quiahuitl ya convertida en una nube inmensa arrasó con todo a su paso. Casas, caminos, plantíos, todo se cubrió de lodo y fango que provocó la intensa lluvia vertida por Quiahuitl. La población Yope fue devastada por la amargura y dolor de las lágrimas de Acatl.

De hecho la conjunción de Acatl-Quiahuitl es la que da origen al nombre de Acapulco, en voz náhuatl Lugar de los Carrizos y que hoy nos sigue recordando aquella desgracia amorosa entre ambos protagonistas de esta historia que es una herencia más del México antiguo.