Cuando se encontró con un país corroído por la corrupción, lo que más le llamó la atención a José López Portillo fue el sentimiento anticorrupción de las élites gobernantes… cómplices de la corrupción. Ahí, molesto, sacó su enojo con una frase que pasó a la historia: –No nos convirtamos en un país de cínicos.
Los partidos que debaten con todo en el Congreso para instaurar un sistema nacional anticorrupción están dejando en el camino indicios de que México es un país de cínicos: quieren un mecanismo contra la corrupción, pero a partir de mañana, sin ajustar cuentas con los corruptos de ayer y hoy, aquí y ahora.
En el cinismo político del sistema existen algunas aportaciones de oro molido: si quieres conocer a un político corrupto, hazlo candidato y su adversario se encargará de exhibir su corrupción. PAN, PRD, PRI y Morena discuten leyes contra la corrupción cuando en este momento muchos de sus candidatos y funcionarios son una muestra palpable de corrupción impune.
Por tanto, la estrategia del PAN y del PRD no es la de meter la ética a la política, sino construir un mecanismo que ponga al PRI ante el comité de salud pública de la Revolución Francesa –cadalso con guillotina en el zócalo– para realizar juicios de corrupción contra funcionarios del gobierno priista y con eso quitarle votos al PRI en las presidenciales del 2018.
Si deveras el PAN y el PRD tuvieran la voluntad de luchar con honestidad por un sistema nacional anticorrupción, entonces deberían limpiar ahora sus establos políticos, porque muchos de sus funcionarios, representantes y candidatos son la imagen de la corrupción.
Los cuatro principales partidos políticos parece que creen que México es Dinamarca y quieren juzgar a algunos corruptos futuros sin reconocer que la corrupción es uno de los pilares de funcionamiento y estabilidad del sistema/régimen/ Estado. De ahí la percepción social de que los cuatro partidos quieren en realidad un borrón y cuenta nueva: luchar con la corrupción a partir de casos después de aprobadas las leyes.
Gobernadores, senadores, diputados, funcionarios y asociados de los cuatro partidos políticos tienen pasivos de corrupción, fortunas no explicadas y, sobre todo, negocios derivados del tráfico de influencias y de intereses. Al PAN se le atraganta el discurso de la lucha contra la corrupción, hoy se ha desentendido de la chapodiputada que logró curul corrompiendo o del candidato a gobernador PAN-PRD por Veracruz, en tanto que el auditor superior de la Federación dijo que el gobernador priista de Veracruz es un ratero que debe estar en la cárcel, y en el PRD no pueden ocultar las corruptelas del gobernador oaxaqueño Gabino Cué o del gobernador morelense Graco Ramírez Garrido Abreu, y el PRI se desentiende de los pasivos de corrupción de José Murat Casab, que impuso a su hijo como candidato priista a gobernador.
La clase política que quiere un sistema anticorrupción es la imagen lopezportillista de un país de cínicos. PAN, PRD y Morena han llevado el debate legislativo sobre corrupción al espacio en el que consideran que sólo el PRI es corrupto, pero con largas colas propias y vigas monumentales.
No habrá honestidad en la lucha por leyes contra la corrupción si gobiernos, partidos y élites empresariales no limpian antes sus chiqueros de corrupción. De no hacerlo, las nuevas leyes sólo legitimarán la corrupción existente hasta ahora.
Política para dummies: La política es la habilidad para luchar contra lo malo… en los bueyes de los compadres.
CARLOS RAMÍREZ
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@carlosramirezh