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Opinion

Indicador Político

¡Ante la disminución en el dinamismo de su campaña, Hillary Clinton tomó por tercera ocasión a México como bandera electoral el pasado 16 de abril y usó el video de tortura de una detenida mexicana para exigir con dureza que México pusiera “altos estándares” a sus fuerzas militares y policiacas para no violar derechos humanos.

Pero la candidata demócrata olvidó que como senadora demócrata aprobó las leyes patrióticas de George W. Bush y luego como secretaria de Estado las revalidó en la práctica en el tema de autorización a militares y a agentes de la CIA a torturar a iraquíes para obtener información sobre terrorismo.

El tema de la tortura a detenidos realizada por militares y agentes de la CIA es en los E.E.U.U. un asunto de seguridad nacional. En mayo de 2004 el periodista Seymour M. Hersh reveló torturas a prisioneros de Abu Ghraib, en Irak, realizadas por militares estaduonidenses y presentó fotos. El gobierno de los E.E.U.U. abrió una investigación pero exoneró en abril del 2005 a los militares torturadores.

Como esposa de un presidente de la nación, senadora, secretaria de Estado y ahora candidata, Hillary Clinton sabe de la existencia de manuales de tortura que aplica el ejército estadounidense. El primero data de 1963: Kurbark Counterintelligence Interrogation de la CIA para operaciones militares, incluyendo el camino para “llegar a ser un perfecto torturador”.

Luego se redactó el Human Resource Exploitation Training Manual de 1983 (Manual de entrenamiento para la explotación de los recursos humanos), también basado en técnicas de torturas militares a prisioneros terroristas. Los dos manuales fueron exportados a gobiernos autoritarios de América del Sur de 1983 a 1987.

Las técnicas de tortura por parte de militares estadunidenses fueron convertidas en cursos de especialización a militares sudamericanos en la Escuela de las Américas, en Panamá.

En 2002, como respuesta autoritaria a los ataques del 9/11 de 2001, el presidente Bush aprobó un memorándum para usar la tortura contra detenidos iraquíes y obtener información sobre actos terroristas en preparación. La tortura permitió la localización y asesinato de Osama bin Laden.

Paradójicamente, de haber sido detenido, Bin Laden debío de ser liberado por la violación al debido proceso por la obtención de datos a través de la tortura.

En su libro de memorias, el director de la CIA en 1997-2004, George Tenet, reveló que las torturas “eran órdenes directas del presidente”. El periodista Bob Woodward publicó el dato de que el presidente Bush decidió no aplicar la Convención de Ginebra a detenidos y los declaró “combatientes ilegales”. El periodista Tim Weiner reveló en Legado de cenizas. La historia de la CIA que Bush firmó el 17 de septiembre de 2001 una orden ejecutiva de 14 páginas al director de la CIA para el arresto sin órdenes legales, el interrogatorio con tortura y cárceles secretas.

El responsable de la tesis de la tortura fue el subprocurador de Justicia John C. Yoo, quien afirmó en un documento que “la mera aplicación de dolor o sufrimiento” en realidad “no contaba como tortura porque la Convención de Ginebra asumía la tortura como dolor “severo” y él apoyaba sufrimiento.

De ahí que la candidata Hillary Clinton haya olvidado la aplicación de tortura por militares y agentes de la CIA en los E.E.U.U.: la paja en el ojo ajeno que olvida hipócritamente la viga en el propio, y si gana, México tendrá que lidiar con esa conducta imperial.

Política para dummies: El poder no se arrepiente de sus excesos.

CARLOS RAMÍREZ

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@carlosramirezh

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