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Indicador Político

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Krauze y Camín: falsos dilemas de los intelectuales


Corredactores de un ensayo en 1972 y adversarios políticos irreconciliables años después, Enrique Krauze y Héctor Aguilar Camín volvieron a encontrarse en el espacio público del debate: cada uno publicó un ensayo sobre la crisis de México en sus respectivas revistas en sus números de mayo: Letras Libres y Nexos. Sin embargo, su alcance es menor a otros anteriores que fijaron parámetros para la transición.

En 1984 Krauze sacudió el ambiente político autoritario y restringido del sistema político y sus satélites opositores con el ensayo Por una democracia sin adjetivos que fue leída en el gobierno de De la Madrid como una cesión del poder. Aguilar Camín, en 1989, publicó Después del milagro, un ensayo preparatorio de la modernización salinista.

Los dos analizan hoy la crisis actual de México como de democracia incompleta, señalan los mismos problemas de corrupción e impunidad y encuentran la salida en más democracia. Ninguno de los dos ensayos actuales está a la altura de la lucidez, profundidad, metodología, sistema analítico y capacidad de propuestas que los anteriores.

El problema se localiza quizá en el eje del debate: la democracia.

Hacia 1984 y 1989 México padecía, en efecto, un problema de autoritarismo; de ahí la propuesta de Krauze de abrir la democracia electoral –procedimental– para el reacomodo de las nuevas fuerzas sociales. Aguilar Camín veía también el problema de la democracia pero más el de la marginación por el agotamiento del modelo de desarrollo.

Sin embargo, el dilema de México ha sido otro: no el de democracia o dictadura/ autoritarismo/absolutismo unipartidista, sino el de PRI oRepública. Los griegos fueron claros al poner a la democracia en el cajón de las formas de gobierno corruptas o negativas porque era imposible reglamentar la participación social. Platón señaló que la forma ideal de gobierno era la República.

La democracia procedimental 1970-2000 no resolvió la crisis de México porque dejó intactos el sistema/régimen/Estado/fuerzas sociales priistas; por eso el PRI nunca pierde: la permanencia de la estructura de poder sistémica priista garantiza la presencia del PRI, con o sin el partido. Y las reformas democratizadoras se han hecho para garantizar la presencia del PRI en el poder, y más aún cuando el PRD y Morena son hijos bastardos del PRI y el PAN en la presidencia fue un priismo azul.

Krauze y Aguilar Camín se quedan en la superficie del registro de hechos y carecen de un diagnóstico histórico, aunque el mejor preparado para ello es Krauze por su trilogía sobre la historia política del poder 1810- 1994: Siglo de Caudillos, Biografía del poder y La presidencia imperial. Aguilar Camín tiene el lastre de seguir dominado por el pensamiento Manchuria de la Revolución Mexicana, esa especie de chip histórico, y su alianza con la modernización salinista.

Los ensayos de Krauze y Aguilar Camín ayudan un poco a precisar algunas variables, pero están lejos de ser una propuesta de reinterpretación del sistema/ régimen/Estado priistas que siguen acotando las posibilidades de convertir a México en una verdadera República platónica.

Paradójicamente, México es hoy más democrático que en 1968, pero la democracia ha soltado los demonios de la corrupción, la violencia y la impunidad.

Por tanto, el debate intelectual debe acomodar la mira en la instauración de una República diferente a la del sistema/régimen/ Estado priistas. La democracia es el camino seguro al mesianismo que preocupa a Krauze; los avances democráticos deben ser los pilares de la República.

Política para dummies: la capacidad política es el enorme aprecio al sentido común.

CARLOS RAMÍREZ

http://indicadorpolitico.mx

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@carlosramirezh