La preocupación de algunos sectores estadounidenses ha llegado a niveles inesperados. La revista conservadora The American Spectator publicó la semana pasada un artículo de Thomas Sowell que terminaba con dos párrafos premonitorios:
“Los líderes republicanos parecen estar preocupados de que Donald Trump gane la nominación y pierda la elección, algunos de nosotros que no somos republicanos debemos preocuparnos que Trump gane la nominación y gane la elección. Después de todo, el destino del país es mucho más importante que el destino de un partido político.
“A medida que este país continúa la degeneración, esperamos que nunca se llegue a la etapa desesperada donde sólo un golpe militar pueda rescatarlo de catástrofes creadas por políticos irresponsables. Pero si ese día llega, nos debe quedar la esperanza de que los militares cumplan con su deber y den el paso. Es una de las instituciones dedicadas a algo más que el interés individual”.
El texto de Sowell viene ilustrado con el primer plano del actor Burt Lancaster vestido de militar de la película Siete días de mayo, basada en la novela de Fletcher Knebel y Charles W. Bailey II, sobre la anécdota de que los militares del Pentágono preparan un golpe de Estado para frenar la entrega de los EU a los intereses soviéticos. La novela fue publicada en 1962, un año después de la construcción del Muro de Berlín y el inicio de la Guerra Fría.
Sin embargo, otras partes de la sociedad estadounidense están entusiasmadas con Trump. La revista The New Yorker publicó un reporte de George Packer en el que señala que Trump está ganándose la simpatía de la clase trabajadora blanca, a pesar de que es un “proto-fascista”. Y aporta un dato revelador: Trump ha crecido en zonas blancas donde un estudio reciente reveló aumento en la mortalidad por tres causas: el alcohol, las drogas y el suicidio. Trump atrae a un sector de raza abandonado por el avance de las minorías.
En el sitio político.com –de enorme penetración en la élite gobernante– un escritor de discursos de Bush Jr. enumeró doce signos que indicarían que Trump puede ganar las elecciones: el socialista Sanders sigue avanzando y sus seguidores dicen que no votarán por Hillary, el “nunca Trump” no ha pegado masivamente, Trump estaría cambiando su discurso radical para evitar la ruptura en el Partido Republicano, Trump ha contratado a veteranos profesionales de la política, se desinfla la propuesta de un tercero como candidato, Trump ha comenzado a ganarse a estados del cinturón industrial, la selección de un buen candidato a la vicepresidencia fortalecería su candidatura, Hillary no jala a republicanos, crece el escándalo judicial de Hillary por los correos electrónicos, Trump podría ganar su primer debate con Hillary y las encuestas benefician a Trump.
Pero el éxito de Trump no es de él, sino que refleja los estados de ánimo de la sociedad estadounidense que perdió expectativas de bienestar –el american way of life o modo de vida estadunidense– con las frivolidades de Bill Clinton ,que ya le reclaman a Hillary, los miedos de George Bush Jr. y las promesa incumplidas –el we can por el we can´t, del sí se puede al no se puede– de Barack Obama. Es decir, no es Trump, sino la sociedad estadunidense que está harta de los políticos profesionales.
Trump podría ser el candidato existencial que decía Norman Mailer: su existencia precede a la esencia, que exista aunque carezca de fondo.
Política para dummies: La política también es lo que es.
CARLOS RAMÍREZ
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