“A la memoria y ejemplo del columnista Manuel Buendía, asesinado hace 32 años”
Consolidados como centros de la disidencia magisterial desde 1979, las secciones de la CNTE en Chiapas y Oaxaca han sido el dolor de cabeza del sistema priista. Y si ahora hay gobiernos del PRIVerde en el primero y PRD-PAN en el segundo, el conflicto de maestros ha sido mal operado por la Secretaría de Educación Pública.
La crisis en Chiapas ha escalado la crisis porque los disidentes han usado la estrategia de estallar las calles como mecanismo de negociación.
El asunto podría quedarse trabado ahí e inclusive escalar mayores niveles de inestabilidad violenta si el Gobierno Federal decide cerrarse ante la esencia del problema: la imposición de una reforma laboral en el sector magisterial, aunque ya en la fase de reorganización de alianzas sociales antes priistas y ahora en la oposición. López Obrador y Morena están capitalizando el conflicto magisterial.
En Chiapas y Oaxaca ha habido alianzas estratégicas alrededor del tema de los maestros. El EZLN, por ejemplo, ya arribó a Tuxtla Gutiérrez para apoyos a los profesores disidentes y en el 2006 grupos sociales crearon la APPO, lograron tambalear al Gobierno Federal de Fox y en el 2010 derrotaron al PRI y metieron a la 22 en las estructuras de gobierno estatal.
Como funcionarios anteriores, el secretario Aurelio Nuño Mayer ha potenciado la crisis magisterial en los nueve meses que tiene al frente de la SEP al asumirla como asunto de autoridad y no de la agenda del agotamiento del viejo sistema político priista. La crisis magisterial seguirá existiendo mientras el Gobierno Federal no decida reordenar la relación laboral de la SEP con el Sindicato Nacional y romper el acuerdo de la maestra Gordillo que le cedió a las secciones disidentes la autonomía sindical con todo y cuotas pero sin romper su condición de sección. La crisis magisterial es producto de la redefinición de relaciones laborales entre los maestros y su patrón el Gobierno.
La reforma educativa de 2013 ser realizó sin atender la estructura política, sistémica y de poder. Y la crisis seguirá latente, por más que encarcelen a los líderes como lo hizo el trío Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz en el conflicto magisterial de 1958.
El gobierno de Chiapas paga con inestabilidad política y violencia social las erráticas reformas educativas de Carlos Salinas y la descentralización y la de Peña Nieto de relaciones laborales y capacitación de profesores. La crisis magisterial es Federal pero el Gobierno de la República toma decisiones sin sentido y los gobiernos estatales tienen que usar la policía para contener las protestas.
El gobierno chiapaneco de Manuel Velasco podría romper el cerco con negociaciones políticas que el Gobierno Federal se niega a realizar, aunque al final el costo político de la contención policiaca tendrá facturas locales porque Nuño Mayer evitará pasivos que le corten las alas presidenciales. Sin embargo, los márgenes de maniobra estatales son menores a la dimensión global del conflicto.
La solución al problema magisterial se le complicó a Nuño Mayer por la alianza de maestros disidentes con grupos sociales activistas, el EZLN en Chiapas, la guerrilla en Oaxaca y ahora López Obrador y Morena como brazo político de la disidencia magisterial y sus alianzas sociales.
Si la CNTE se consolida en Oaxaca y Chiapas, vendría después el DF y el 2018 presidencial.
Política para dummies: La política es la prueba de la ley de Murphy: todo lo que puede salir mal…, sale mal.
CARLOS RAMÍREZ
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