Capital Estado de México

Opinion

Indicador Político

1.- El primer campanazo había sonado en el 2010 con la victoria de tres alianzas PAN-PRD; seis años después 12 elecciones de gobernador mostraron un voto de castigo a gobernadores locales priistas.

2.- Fue, en efecto, un aviso adelantado del 2018. Si se lee bien el mensaje, la oposición PAN y PAN-PRD logró la conformación de un voto útil más contra gobiernos locales abusivos.

3.- Otro dato revelador con miras al 2018: el voto en Veracruz, Chihuahua y Quintana Roo fue de manera sobresaliente un voto anticorrupción; los tres opositores que ganaron en esas plazas prometieron de manera formal el encarcelamiento de los gobernadores salientes Javier Duarte, César Duarte y Roberto Borge. Lo logren o no los ganadores, lo seguro fue el voto ciudadano contra la corrupción de gobernadores.

4.- El PRI compitió con su estructura electoral territorial y no ganó gubernaturas, pero consolidó una red de votaciones garantizadas; el PAN, el PRD y Morena carecieron de esa estructura y los votos a su favor fueron votos flotantes.

La advertencia a la fragilidad de ese voto fue Sinaloa: el gobierno PAN-PRD del 2010 de Mario López Valdés regresó al PRI, diluyó el voto antipriista y traicionó el espíritu de la alianza PAN-PRD. El 2018 el voto útil-flotante regresará al PRI si hay una buena candidatura o si la oposición escoge mal a su candidato.

5.- El voto a favor de la oposición no fue antisistema y no del todo anti-PRI, sino un sufragio de protesta, una especie de ya basta de la sociedad local porque en el caso concreto de Veracruz prefirió votar por Miguel Ángel Yunes Linares y su mala biografía política que por Héctor Yunes como representante de la mala biografía política del gobernador priista saliente Javier Duarte que buscó en el candidato del PRI su reelección e impunidad.

6.- La elección en Chihuahua fue una especie de reproducción de la presidencial del 2000: el PRD no pudo armar alianza, el panista Javier Corral compitió no sólo contra el PRI sino contra el empresario no partidista José Luis Barraza como independiente que le quitó votos. El desafío regional radica en olvidarse de personalismos y optar por candidaturas estratégicas.

7.- El voto en 12 estados de la República fue un voto local para agendas locales, pero que el Gobierno Federal no debería minimizar. Si bien no se localiza un voto anti-Peña, sí se percibió que parte del estado de ánimo negativo hacia el rumbo de la República influyó en el voto contra el PRI porque sus candidatos representaban la política presidencial.

8.- El gran derrotado fue el presidente del PRI, Manlio Fabio Beltrones: no le dejaron manejar el proceso, le impusieron candidatos, fue débil al no exigir el control total de las elecciones, no pudo imponerse a los gobernadores más cuestionados y se confió en el poder de la estructura electoral. Pero Beltrones aceptó esas reglas del juego y cargará derrotas.

9.- Si el PRI y el Presidente de la República no saben leer los mensajes de las elecciones, las posibilidades presidenciales del 2018 para el PRI serán menores.

10.- El PAN, el PRD y Morena también deben darle una lectura mesurada al resultado electoral porque pueden cometer el pecado de la gula electoral. La clave electoral de 2018 estará en el voto útil-flotante que se moverá en tres variables: anticorrupción, juicio a altos funcionarios y no violencia.

Política para dummies: El poder, ya lo dijo alguna vez Luis Echeverría, no es poder hacer lo que uno quiere.

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