Mal y de malas el candidato panista Ricardo Anaya Cortés con los señalamientos de sus múltiples negocios que han salido a la luz pública, y seguramente los que seguirán saliendo y que seguramente darán al traste con su candidatura presidencial. Para ninguno de los panistas que integran el círculo rojo es ajeno el hecho de que el ahora candidato presidencial haya estado realizando negocios desde hace tiempo porque lo sabían, pero nunca esperaron que la opinión pública se enterara.
Pero también hay que señalar que hasta ahora el mejor negocio ha sido sin duda la administración pública en sus tres órdenes de gobierno, y no se requiere profundizar mucho en el tema porque es de sobra conocida la forma en que los políticos de todos los niveles se apropian de los bienes públicos para utilizarlos en su provecho, sin que a la fecha la Secretaría de la Función Pública tenga facultades y mecanismos para eficientar la supervisión y la aplicación del gasto público gubernamental.
Ricardo Anaya es el prototipo del político corrupto que aprovechó su ingreso a la élite política para incrementar considerablemente su peculio y el de su familia. El primer escándalo fue el gasto suntuoso que hacía para mantener a su mujer y sus hijos en una cómoda casona en el fraccionamiento Bishops Lake, de Atlanta, Georgia. Claro está que la decisión de que residieran en ese lugar la tomó antes de que pensara en la candidatura presidencial, y para su desgracia se convirtió en una brutal pesadilla.
La triangulación de recursos para justificar la adquisición de diversos inmuebles en la Ciudad de Querétaro ha sido un hecho que nunca ha podido aclarar y con el que se ha enredado cada vez que alguien le cuestiona el asunto en alguna entrevista. En lo personal creo que Ricardo Anaya ha entrado en un laberinto del que difícilmente podrá salir porque las evidencias de un presunto lavado de dinero están saliendo a la luz pública, aunque trate de desviar la atención culpando al presidente Enrique Peña Nieto.
En un país como éste, donde nuestro régimen de libertades nos proporciona elementos para emprender y aprender lo que uno quiera, me parece aberrante que para justificar la procedencia de dinero ilegal un candidato a la Presidencia de la República tenga que lanzar acusaciones pretendiendo posicionarse en el papel de mártir. El caso Anaya es un problema para todos los panistas porque no existen elementos para su defensa, y la debacle electoral pudiera estar a la vuelta de la esquina si no logra una buena negociación para evitar la aplicación de la ley. Por desgracia, quizá el único camino que pudiera tener a estas alturas, es el PRI.
Otro si digo: Investigadores del IPN y la UNAM tienen importantes desarrollos de cultivos transgénicos que no han salido a la luz por falta de apoyos y obstáculos de grupos ecologistas. Este tercer debate presidencial en Mérida, Yucatán, puede muy bien darnos el pulso de cómo podría venir la política en el tema agroalimentario y las nuevas tecnologías, soporte y palanca de desarrollo económico para el país. Al tiempo.
La debacle de Anaya
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