A solamente tres días de que Donald Trump asuma la presidencia de los Estados Unidos, el mundo ha tenido que enfrentar un panorama incierto desde la victoria del republicano en noviembre.
Sus declaraciones, poco prudentes y a veces provocadoras, han tenido repercusiones inmediatas, sobre todo para nuestro país. Sin embargo, ante los mensajes expresados en redes sociales y declaraciones estridentes, México debe afianzarse en lo que ha construido en los últimos años: instituciones cada vez más fuertes y fundamentos económicos sólidos.
Mucho se ha dicho sobre lo que pasará con el TLCAN, la política migratoria que se impondrá desde Washington y las amenazas que ha hecho Trump al sector automotriz. Lo cierto es que, lo acepte o no, la región de América del Norte está más integrada que nunca, por lo que este hecho debe ser la base para que las negociaciones de nuestro país en varios rubros se lleven acabo con inteligencia, confianza y serenidad.
Para poder aprovechar la oportunidad, más allá de lo que pase en el exterior, México debe trabajar fundamentalmente en dos vías: incrementar la competitividad de nuestra economía, una de las más abiertas del mundo, y seguir con la implementación de más reformas, sobre todo aquellas que fomenten la productividad y el Estado de Derecho. Debemos tener presente que gran parte de lo que vivamos como país depende mucho de lo hagamos en casa para fortalecernos.
Así, ante los vientos de cambio que se vienen en nuestro vecino del norte, nosotros debemos confiar en el futuro, actuando unidos y pensando en que tenemos los elementos para salir bien posicionados de este escenario.
Ahora, la tarea estará en generar mayor valor en nuestras empresas y sectores, que se traduzca en más empleo formal y nuevas oportunidades de crecimiento.
Nuestro Dato: La reforma en telecomunicaciones favoreció la caída de los precios de estos servicios en 29 por ciento.