Mucho se ha especulado el motivo de la salida de Luis Videgaray Caso de la Secretaría de Hacienda, ya que siempre se había distinguido por ser el hombre fuerte del proyecto de Enrique Peña Nieto en el Estado de México. Aunque quizá con muy escasa experiencia para anticipar eventualidades en el incierto camino del ejercicio político.
El hombre fuerte del peñismo logró entablar amistad con el desarrollador de bienes raíces Jared Kushner, esposo de la hija del magnate, de nombre Ivanka, y con quien entabló pláticas para que el candidato republicano hiciera una visita al país para hablar con el presidente Enrique Peña Nieto.
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El problema fue que ni siquiera comunicó a la Secretaría de Relaciones Exteriores que el señor Trump vendría a México, por lo que ni Claudia Ruiz Massieu ni el subsecretario para América del Norte, Pablo Carreño King, se enteraron del acontecimiento hasta que recibieron una llamada de la embajadora Roberta Jacobson, quien comunicó las instrucciones del Departamento de Estado para enfriar la relación bilateral a causa de que ni siquiera se les informó de la visita.
Las cosas no salieron bien porque el secretario de Estado, John Kerry, hizo un enérgico reclamo al gobierno mexicano por haberle dado tratamiento de jefe de Estado al magnate exigiendo la inmediata renuncia del responsable del desliz diplomático.
Para decirlo de otra forma, Barack Obama pidió la renuncia de Luis Videgaray Caso, y el Gobierno mexicano se vio obligado a concederla para evitar un desastre económico de mayores consecuencias. De ahí la volatilidad del peso y el repunte en las preferencias electorales del encopetado magnate que tiene y mantiene bastante enojados a los miembros de la cúpula del Partido Demócrata, quienes han vertido la velada amenaza de una cuantiosa fuga de capitales que provocaría la quiebra inmediata de las finanzas del Estado mexicano. La depreciación del peso ha sido la consecuencia del dislate diplomático provocado por la suficiencia personal de quien fuera el hombre más poderoso en el esquema gubernativo. Hoy los mexicanos pagamos la soberbia del exsecretario de Hacienda, y la crisis política interna tendrá severas consecuencias para el PRI en la elección presidencial de 2018.
Algo debe quedar claro, quien renunció a Luis Videgaray no fue el presidente Enrique Peña Nieto, sino Barak Obama. Al tiempo.
vladimir.galeana@gmail.com