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#LaPolémica La danza de los millones de Victorino

 

El Órgano Interno de Control (OIC) de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), ha demandado una impresionante inversión para la institución, sin que sus resultados justifiquen el gasto. Su ex titular, Victorino Barrios Dávalos, se coloca en el ojo del huracán, conocido por sus declaraciones sin pruebas, dañó la imagen de la universidad […]


El Órgano Interno de Control (OIC) de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), ha demandado una impresionante inversión para la institución, sin que sus resultados justifiquen el gasto.

Su ex titular, Victorino Barrios Dávalos, se coloca en el ojo del huracán, conocido por sus declaraciones sin pruebas, dañó la imagen de la universidad al realizar acusaciones sin fundamento, pero durante su gestión, solicitó recursos adicionales para su oficina sin justificación clara. 

Al mismo tiempo, usó su posición para obtener un préstamo de 2 millones de pesos de la Federación de Asociaciones Autónomas de Personal Académico de la UAEMéx (FAAPAUAEM), aprovechando el cargo en beneficio propio. Aunque liquidó la deuda en un año, el proceso fue poco transparente y dejó dudas sobre el cumplimiento de requisitos que otros sindicalizados deben acatar.

En sus cuatro años como responsable del OIC, Barrios recibió recursos de más de 50 millones de pesos para personal, equipo y transporte. No obstante, estos fondos no se reflejaron en logros significativos. 

Prometió revelar casos de corrupción como la “Estafa Maestra” y otros fraudes universitarios, pero nunca concretó nada ni se disculpó por las acusaciones infundadas.

En la solicitud de su préstamo, Barrios alegó 29 años de antigüedad como Profesor de Asignatura, con un salario de 90,500 pesos mensuales, pese a que su nombramiento en el OIC fue resultado de una decisión del Poder Legislativo estatal, no del Consejo Universitario.

Tras el fin de su periodo el 11 de septiembre de 2024, aún ocupa las oficinas del OIC y ejerce control sobre directores y datos sensibles, sin una base legal que respalde su permanencia hasta la elección de un sucesor. 

Según investigaciones, a partir de la segunda quincena de septiembre su salario disminuyó a la parte proporcional de los días trabajados, sin probabilidades de ser ratificado como contralor o alcanzar su aspiración de rectoría. En un conflicto claro con la normativa universitaria, su permanencia en el OIC sigue generando controversia.

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Daniel Camargo Hernández 

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