A no sé cuántos días de que se decrete el periodo de silencio para reflexionar a quién le daremos el voto el próximo uno de julio, ha dejado de ser padre ver televisión, escuchar radio, contestar el teléfono y hasta jugar al “veo, veo, qué veo” con los hijos en calles de la ciudad…
Por los excesos del INE y damas que le acompañan, casi cualquier actividad se ha convertido en algo a realizar contra reloj y cuando más lo estás disfrutando te zampan cinco minutos de publicidad…Creo no ser el único caso, pero igual y escribo en primera persona, lo he pensado muy bien y no se me baja la tentación de recurrir a Derechos Humanos para denunciar un algo. Chutarse con todos los sentidos bien abiertos tres spots seguidos de un mismo candidato, neta que a cualquiera le altera los nervios y si me apuras, hasta deprime. Cada hora de todo el día, como diría mi papacito lindo, mañana, tarde, moda y noche oyes los mensajes, bueno algo que intenta serlo. Resultado, ya no los pelo, pero sí me desconcentran y me llevan a recordar que de los más de 30 millones de spots que programaron, todavía nos faltan un buen. Ese sólo pensamiento me pone chinita la piel y me dan vaguidos…Y no lo es todo, neta, lo prometo. A la espotización de nuestra vida hay que agregar las promesas.
Decenas de candidatas y candidatos nos dicen que van a mejorar salarios, que las mujeres van por delante, que miles de apoyos para sectores, sobre todo, aquellos con quienes los políticos están en deuda, trabajo, dinero, más trabajo, más escuelas, leyes acordes a los tiempos, en fin, todo eso. Pero, el maldito pero; en ningún momento nos explican cómo lo harán, más aún cuando te das cuenta que no es de su resorte, vaya no les compete a ellos directamente la solución o dar lo que proponen. De ese tamaño estamos y los spots siguen y siguen.
LA RABADILLA DEL POLLO
Pollos en el tejado me dicen que en un barrio de Toluca está por explotar una bomba, nada más la desaparición de algo así como 23 millones de pesos. Tres personajes son la clave de este asunto… Cierro pico. Shalom.
Lleno de spots
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