Fueron capturados dos exgobernadores priistas que estaban prófugos: Tomás Yarrington Ruvalcaba, quien gobernó Tamaulipas de 1999 a 2005, y Javier Duarte de Ochoa, quien gobernó Veracruz de 2010 a 2016. El primero fue capturado el 9 de abril en Florencia, Italia; el segundo el sábado pasado en Panajachel, Guatemala, pueblo de 11,000 habitantes localizado a 140 kilómetros al oeste de la capital guatemalteca. El tamaulipeco se desapareció en mayo de 2012; el veracruzano el 14 de octubre de 2016.
En Estados Unidos Yarrington está acusado de narcotráfico, fraude bancario, delincuencia organizada, lavado de dinero y asociación con cárteles del narco. De ser encontrado culpable podría ser sentenciado a 90 años de prisión y dos cadenas perpetuas. En México está acusado de delitos contra la salud, delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita y podría ser sentenciado a pasar 20 años en la cárcel.
Duarte, junto con otras ocho personas, está acusado de operaciones con recursos de procedencia ilícita y delincuencia organizada. De acuerdo a la PGR, él y sus cómplices desviaron al menos 223 millones de pesos del erario hacia a empresas fantasma que, a su vez, enviaron el dinero a otras empresas y diversos prestanombres.
Los dos exgobernadores tuvieron cómplices al cometer los delitos de los que se les acusa.
Seguramente también recibieron la ayuda de un buen número de personas para escaparse y mantenerse escondidos. Hay quienes les consiguieron los documentos de identidad falsos que necesitaron para identificarse, desde pasaportes hasta licencias de conducir y credenciales diversas; quienes los ayudaron a abrir cuentas bancarias y obtener tarjetas de crédito a nombre de sus nuevas identidades, tanto en México como en otros países; quienes se encargaron de seguir atendiendo sus asuntos legales y financieros; quienes, como dijo la policía italiana al referirse a Yarrington, probablemente les hicieron llegar recursos económicos para que pudieran vivir durante el tiempo en que estuvieron prófugos (cinco años el tamaulipeco y seis meses el veracruzano).
Los delitos por los que son acusados son serios y de ninguna manera pudieron cometerlos solos. Para realizarlos contaron con la asesoría y servicios de banqueros, notarios, abogados, empresarios, funcionarios y familiares. Yarrington es acusado de haberse asociado con los sanguinarios narcotraficantes del cártel del Golfo. Es muy probable que sus respectivas esposas estuvieran involucradas en algunos o todos de sus ilegales negocios.
Hasta ahora se han hecho públicos los nombres de algunos supuestos cómplices de Yarrington y Duarte, pero falta que salgan a la luz muchos más. Las autoridades mexicanas y estadounidenses deben actuar contra cada uno de ellos, sin importar que tan importante pueda ser
Los cómplices
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