Por: Carlos Ramírez
Nacido a iniciativa de la maestra Elba Esther Gordillo cuando tenía todo el control del Sindicato de maestros, el Partido Nueva Alianza acaba de emerger como fuerza política propia, mientras los resabios del magisterio gordillista se hundieron en el Estado de México con Morena de López Obrador.
Los simbolismos a veces cuentan… y cuenta mucho: el poder de la maestra Gordillo había comenzado en la Sección 36 del SNTE en el Estado de México, donde ahora los maestros gordillistas se aliaron públicamente a López Obrador y a la candidata de Morena Delfina Gómez… y perdieron. Nada menos que el yerno de la maestra Gordillo –Fernando González– y su eterno operador sindical, Rafael Ochoa, prometieron votos, cuadros y estructura magisterial electoral, pero sólo le compartieron negativos.
Pero el Panal dio la sorpresa en Veracruz, donde todo parecía escriturado para la alianza PAN-PRD del gobernador expriista y exgordillista Miguel Ángel Yunes Linares y Morena. El dato más importante señala que el Panal quedó en tercer sitio municipal con 18 alcaldías, contra 17 de Morena-AMLO. En las votaciones para gobernador de 2016 el Panal había ido aliado con el PRI y perdido ante la alianza PAN-PRD. Pero ahora en solitario en las municipales el Nueva Alianza acumuló nada menos que 210 mil 853 votos.
Sin la presencia física de López Obrador en las campañas municipales veracruzanas, Morena se desinfló para demostrar que esta organización partidista depende exclusivamente de la figura de su líder tabasqueño. En las elecciones para gobernador, Morena logró casi 810 mil votos, 26.4 por ciento; en tanto que en las municipales del domingo pasado Morena bajó a 557 mil votos, apenas 17.4 puntos porcentuales y perdiendo 254 mil sufragios.
En cambio, la alianza PAN-PRD de Yunes prácticamente mantuvo en las municipales del domingo el número de votos y porcentajes de la de gobernador del año pasado. Ante la caída de Morena, el Panal se apoderó del tercer lugar partidista.
La aportación de Nueva Alianza en las elecciones pasadas fue significativa y resultó clave para el PRI decreciente: 2.67 por ciento de votos a la gubernatura del Estado de México, 2.6 a la coalición de gobernador en Coahuila y 3.3 al Congreso local coahuilense, ayudando a derrotar al exlíder priista, exdirigente gordillista magisterial y cacique local Humberto Moreira, quien no pudo lograr una curul estatal. Y en Nayarit el Panal contribuyó con 3.4 por ciento a gobernador y 3.5 para el Congreso local.
En el reacomodo del sistema de partidos con miras a las presidenciales de 2018, el Panal logró ya su sitio propio como partido nuevo y no dependiente de la maestra Gordillo. Si la lideresa del SNTE quiso usar al Panal como instrumento de poder ante sus conflictos con el gobierno de Peña Nieto y luego buscó traficar con los maestros en alianzas partidistas con Morena y López Obrador, el liderazgo del dirigente aliancista, Luis Castro Obregón, impidió que el partido quedara como moneda de cambio de la maestra Gordillo y logró posicionarlo con fuerza propia.
En 2018 los partidos pequeños y medianos serán clave para la fragmentación del voto o para la construcción de alianzas con las cuatro fuerzas dominantes: PRI, PAN, Morena y PRD. Pero el dato mayor revela que el Nueva Alianza se salió del espacio de los pequeños, creó su fuerza municipal determinante y podría incluso hasta desbancar al Partido Verde del quinto lugar partidista.
La pérdida del Panal es la última derrota de la maestra Gordillo.
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