Por: Vladimir Galeana
Sin lugar a dudas es uno de los hombres más preparados en el ejercicio político de este país. Aunque muchos dicen que es un político entrado en años, los grandes estadistas de la historia del mundo llegaron al poder en edad madura y eso les permitió mayor serenidad y experiencia a la hora de tomar decisiones.
En los tiempos que vivimos es muy complicado encontrar hombres y mujeres con vocación de poder, experiencia y talento, para encabezar un gobierno en la circunstancia actual del país.
Por lo regular este tipo de atributos muy pocas veces se encuentran unidos, y cuando así ocurre, todavía se tiene que esperar a la decisión de los ciudadanos que en la mayor parte de las ocasiones no vota por los mejores, sino por aquellos que seducen con sus ofertas carentes de realidad y en la mayor parte de las veces fantasiosas. Pero de eso se alimentan los electores, de lo que denominamos esperanza, y esa peculiaridad genera que se allane el camino a los populistas o demagogos.
Al igual que otros países lo han venido experimentando, lavolatilidad del electorado y el hartazgo a causa de los nulos resultados en los últimos 50 años, son elementos que pudieran provocar que México entrara en una etapa en la que el populismo exacerbado de algunos candidatos permitiría alcanzar la mayoría de los votos por el fraccionamiento del electorado que hasta ahora se antoja previsible. Ese es el riesgo mayor que pudiera tener este país, y para desgracia de muchos está a la vuelta de la esquina.
El hecho de que Manlio Fabio Beltrones Rivera haya señalado públicamente que no descarta contender por la candidatura de su partido, el Revolucionario Institucional, hizo que muchos de los posibles contendientes de su mismo partido entraran en preocupación. Y no es que el señor Beltrones despierte la efervescencia que en su momento alcanzó Enrique Peña Nieto, simplemente es que su madurez y perfil de estadista lo colocarían muy por encima de la mayor parte de los aspirantes.
El problema es que el señor Beltrones no es un hombre que despierte pasiones, y mucho menos que tenga atributos propagandísticos como lo tienen los metrosexuales de la política. Pero si de algo podemos estar seguros los mexicanos, es de que si hay alguien que sabe qué se debe hacer con un país como éste, qué tipo de gobierno necesita, y qué requiere para incrementar los procesos de la eficiencia gubernamental, es precisamente el sonorense.
Ante un panorama incierto en materia política, con gobiernos que no han dado resultados, y con un personaje ofreciendo terminar con todos los problemas por decreto en cuanto alcance el poder, la posible candidatura de Manlio Fabio Beltrones Rivera viene a otorgar un espacio de esperanza a esta gran franja de mexicanos que necesitan la certeza de que alguien encamine al país en la senda del éxito. Y eso solamente se logra haciendo política. Al tiempo.
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