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Opinion

Meade el alquimista

José Antonio Meade ha sido, después de Plutarco Elías Calles, el único hombre que ha estado al mando de cinco secretarías de Estado en la historia de nuestro país. Sólo que a diferencia de Calles, él aún no se ha convertido en Presidente.

Ahora mismo le toca ser el hombre que administre las consecuencias de las reformas y además todas las complicaciones y los números que no resultaron después de los primeros tres años del sexenio.

Lo más seguro es que termine este periodo presidencial con él en la cartera de Hacienda. Será la segunda vez que lo hace, y en ese sentido lo que no debemos olvidar es que la primera ocasión entregó unas cuentas claras y positivas, ya que cuando Enrique Peña Nieto llegó a Los Pinos la economía crecía al 4 por ciento y los aires de cambio impulsaban las velas del inicio de su mandato.

En esta segunda ocasión que Meade toma las riendas de la Secretaría de Hacienda lo hace para administrar los límites de las reformas y el enojo social frente a la situación nacional y las dificultades traídas por la coyuntura internacional. En la que además la crisis del petróleo ha generado que lo que antes eran aportaciones de Pemex ahora sólo representen un déficit del Estado.

Pero, sobre todas las cosas, Meade llega a esa dependencia en medio de una gran tensión social y de un enorme desgaste emocional de los mexicanos en sus relaciones con sus gobernantes. Donde le tocará incorporar la mirada humana a la cirugía de hierro que le impone la herencia que recibió.

En ese sentido, lo que es conveniente recordar es que él es uno de los mejores economistas que tenemos y también es un hombre que en todas y cada una de las carteras que ha encabezado, ha demostrado que puede seguir siendo normal y entiende la política con un alto componente social.

La entrevista que hoy publica este periódico y el programa que se transmitirá son muy claros, porque más allá de la lección oficial aprendida y reproducida por Meade, lo que resulta verdaderamente relevante es saber que él es un hombre que trata de responder a las crisis con humildad, sin soberbia y con una enorme capacidad de adaptación a los tiempos que se presentan.

Y como Arely Reyes lo cuestionó en el programa “Conversaciones en Índigo” respecto a sus aspiraciones hacia el 2018, él no considera que sea el momento de manifestar la intención que evidentemente tiene y esa es ser Presidente de México. En cualquier caso lo que hay que reconocerle es que ha sido un secretario de Estado que durante las cinco encomiendas que ha recibido nunca ha permitido que su figura y su imagen se deterioren ante el complicado mundo en el que estamos viviendo.

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