Nuestro país no se distingue por tener una larga tradición democrática. Durante gran parte del siglo XIX el país experimentó una inestabilidad política crónica, hasta que en 1877 Porfirio Díaz se impuso sobre sus rivales para mantenerse en el poder hasta 1911.
El PRI fue fundado en 1929 por quienes ganaron la guerra civil que se inició en 1913 después del golpe de Estado que derrocó a Madero. 60 años después, en 1989, se rompió en Baja California el control que el PRI tuvo durante 60 años sobre todas las gubernaturas; en 1997 este partido perdió por primera vez la mayoría absoluta del Congreso de la Unión y apenas en 2000 los priistas perdieron por primera vez la Presidencia de la República.
La llamada transición democrática, que empezó con el actual siglo, permitió que la presidencia fuera ganada por panistas en 2000 y 2006 y por un priista en 2012. Ninguno de ellos obtuvo una mayoría de los votos al ser electo y tampoco disfrutó de un Congreso federal en donde sus seguidores tuvieran una mayoría absoluta.
Los resultados de la elección del domingo pasado no sólo le confirieron un claro mandato al próximo presidente, Andrés Manuel López Obrador, sino que convirtieron a la alianza de partidos encabezada por Morena en el nuevo monopolista del poder político, tanto a nivel federal como en varios estados del país.
AMLO obtuvo 53 por ciento de la votación nacional y los candidatos de la coalición Juntos Haremos Historia se quedaron con el control de ambas cámaras del Congreso de la Unión.
De acuerdo con los resultados más recientes, 305 de los 500 diputados federales pertenecen a la coalición lopezobradorista, 130 a la que conformaron el PAN, PRD y MC, y 65 serán de lo que fue la alianza PRI-PVEM-Panal.
En el Senado, 74 de los 128 senadores son lopezobradoristas, 39 pertenecen al PAN-PRD-MC y apenas 15 militan en la coalición PRI-PVEM-Panal.
López Obrador podrá, con gran facilidad, lograr que el Congreso apruebe sus iniciativas de ley o las reformas que pretenda hacerles a las leyes vigentes.
Para modificar a la Constitución sólo necesitará que 25 diputados y 11 senadores de la oposición PAN-PRI-PRD-MC-PVEMPanal decidan traicionar a sus respectivos partidos y voten en favor de las reformas propuestas por el próximo presidente.
En algunos estados Morena y sus aliados tendrán el monopolio del poder estatal después de apoderarse de las gubernaturas y los congresos locales. En otros, que actualmente son gobernados por priistas o panistas, los morenistas, petistas y pesistas dominarán el Congreso local y evitarán, por lo menos en la teoría, que los mandatarios sigan gobernando a su total arbitrio, como si fueran señores feudales.
Ante la nueva realidad originada por los resultados de las recientes elecciones, ¿se convertirá Morena en el nuevo monopolista del poder? Si sí, ¿durante cuánto tiempo seguirá siéndolo?