Desde la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, se ha convertido en una costumbre refinarnos algún disparate, porque al hombre lo mismo insta la construcción de un muro entre México y Estados Unidos, que llama agujero de mierda a uno que otro país.
Entre tanta estupidez, se encuentra la permanente amenaza de extinguir el Tratado de Libre Comercio, que con tanto bombo y platillo se signó en tiempos del Presidente Salinas.
Este tratado, esencialmente eliminó la mayoría de los aranceles entre las tres naciones, permitiendo un flujo que hoy, aproximadamente implica mil 400 millones de dólares en productos que cruzan las fronteras de dos países, al menos entre México y Estados Unidos.
El acuerdo tuvo consecuencias para todos, cierto. Pero Trump, apenas los millones de empleos en la industria manufacturera de Estados Unidos que se han perdido, supuestamente desde la firma del Tratado. Claro, México es un país donde un trabajador tiene un sueldo mínimo diario por casi la mitad de lo que ganaría un estadunidense en una hora.
Además insisten, por decirlo llanamente, que México les ha visto la cara y que somos los ganones de este acuerdo.
Evidentemente se trata de una postura irracional y equivocada, pues la principal consecuencia ha sido una obra de mano barata que a ellos les ha beneficiado en menores precios en los Estados Unidos. No obstante, se encarga de dar bandazos, dar señales que ni él mismo comprende; en una postura necia e intransigente.
El Tratado se encuentra en riesgo, ¡sin duda! Esperemos que un astro le dé la prudencia necesaria para no
cometer una tontería más. Tristemente, eso podría suceder. Bueno, eso digo yo.