Mucho se ha hablado y escrito de la afinidad y comunicación que diversos integrantes del primer grupo de Andrés Manuel López Obrador tienen con el gobierno de Venezuela que encabeza Nicolás Maduro, y quien acaba de realizar una nueva elección que se convirtió en reelección y que le otorgará la potestad de dirigir a la nación sudamericana al menos otros cuatro años más. No hubo opositor, es decir, la elección se llevó al más puro estilo de las dictaduras que se han asentado en centro y sur América a través de ese bloque que se ha dado en epitetarse como “Bolivariano”.
Si de algo puedo estar seguro es de que si Simón Bolívar resucitara, se volvería a morir por la forma en que esta pléyade de sátrapas se han ocupado de utilizar su nombre para oprimir a los pueblos de la América Central y Sudamérica, simulando votaciones que nada tienen que ver con la democracia, pero sobre todo eliminando esas libertades que en su mayor parte nacieron a través de la lucha encabezada por ese hombre al que todos llamaron “El Libertador”.
Tanto Hugo Chávez como Nicolás Maduro y Diosdado Cabello se encargaron de destrozar Venezuela en nombre de la democracia. El problema es que está asentada en lo que se conoce como la Cuenca del Orinoco, la mayor reserva de petróleo que hay en el mundo, pero su pueblo está muriéndose de hambre por causa de un gobierno ineficiente que utiliza el dinero de la venta del petróleo para mantenerlo oprimido y sin alimento.
Regímenes parecidos se han establecido en Honduras, Ecuador y Bolivia, y el desastre ha sido el destino. Pero donde nace el proyecto “Bolivariano”, la cosa se pone más grave porque pese a su riqueza petrolera no existe forma de alimentar en suficiencia a la gente.
Venezuela es un “estado fallido”, y el inefable Nicolás Maduro, se alza con el triunfo en una elección donde fue el único candidato porque el órgano electoral decidió no entregar registros a los miembros de la oposición.
Maduro ya señaló que no le importa que los países del Grupo de Lima desconozcan los resultados de la votación, y el jefe de campaña y ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, también abonó al conflicto al declarar: “A nosotros no nos importa lo que opinen éstos, ni siquiera son los pueblos, nosotros somos hermanos de los pueblos de esos países”, y también consideró que el Grupo de Lima rechaza las votaciones porque forma parte de una agenda de agresión contra Venezuela orquestada por Estados Unidos.
¿Ese puede ser el destino de México si gana las elecciones presidenciales Andrés Manuel López Obrador? Así lo han dejado entrever los principales colaboradores del tabasqueño. A Nicolás Maduro podrá no importarle que el Grupo de Lima no reconozca los resultados de la elección en la que presuntamente fue reelegido, pero a muchos de los mexicanos sí nos importa que si gana López Obrador tengamos un dictador más en la zona. Por mí, Héctor Díaz Polanco, Yeidckol Polenvsky, Paco Ignacio Taibo y compañía, pueden irse a realizar su proyecto junto a Nicolás Maduro, pero en México no habrá un dictador. Al tiempo.
No nos importa
Mucho se ha hablado y escrito de la afinidad y comunicación que diversos integrantes del primer grupo de Andrés Manuel López Obrador tienen con el gobierno de Venezuela que encabeza Nicolás Maduro, y quien acaba de realizar una nueva elección que se convirtió en reelección y que le otorgará la potestad de dirigir a la […]
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