Como dice Roy Campos, director de Consulta Mitofsky, de verdad de verdad, más allá de los debates, más allá de los aciertos o desaciertos, la gran pregunta del 4 de junio en el Estado de México, y yo creo que en el resto del país, se resume en su planteamiento: ¿qué pesará más, el odio al PRI o el miedo a Morena?
La relación con el PRI es en muchos sentidos parecida al vínculo matrimonial, porque siempre habrá problemas y desafíos al interior, sin embargo, lo que te espera al exterior en el contexto que te rodea es un infierno superior.
Aunque también es verdad que llega un momento en el que para poder vivir hay que terminar, quemarlo todo y empezar de nuevo.
Los candidatos para las elecciones del Edomex se han ido diluyendo, porque al final del día cuando vemos a Del Mazo, no lo vemos a él, vemos al PRI. Cuando vemos a Delfina no vemos a una maestra, vemos a López Obrador. Y en el fondo lo que subsiste es la situación terminal que la sociedad mexicana transpira y trasluce en todas sus actuaciones.
También podría hablar de Coahuila y Nayarit. También podría hablar de las elecciones locales en Veracruz. Pero si todo es como parece, si de verdad la inclinación general del estado de ánimo del país es la que se traduce en esta atmósfera, entonces el PRI no sólo puede perder el Estado de México –algo que sin duda significará un hito histórico que marcará un punto y aparte en la historia reciente de nuestro país–, sino que además puede perder el resto de las elecciones.
Estoy cansado de ver el estallido de la esperanza y después el nacimiento de la frustración. Y es que hemos vivido en muchos otros estados lo que ha representado el final del PRI, por ejemplo Nuevo León, a manos de un independiente como es “El Bronco”, cada vez más decepcionante y menos eficiente en términos políticos.
Ahora la gran pregunta en varios países como México, Estados Unidos y Francia, es: ¿y después de lo conocido qué? ¿Lo nuevo por conocer es peor o es mejor?
Siempre he estado convencido de que la historia se va organizando de manera ordenada, pero estalla de forma aleatoria.
Nunca se sabe qué es lo que provocará el estallido histórico y tampoco sabremos si fue Donald Trump el estallido final que terminó con los sueños de este sexenio en el país.
Aunque lo vamos a ver pronto y eso será independientemente de la justicia o la injusticia de los hechos.
Mientras tanto hay que saber que estamos en medio de un momento político que enfrenta un cuestionamiento fundamental: ¿qué es más poderoso, el odio al PRI o el miedo a Morena?
Twitter @antonio_navalon
Odio al PRI, miedo a Morena
Como dice Roy Campos, director de Consulta Mitofsky, de verdad de verdad, más allá de los debates, más allá de los aciertos o desaciertos, la gran pregunta del 4 de junio en el Estado de México, y yo creo que en el resto del país, se resume en su planteamiento: ¿qué pesará más, el odio […]
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