Acostumbrado a la política de gritos y arrebatos, Ulises Ruiz Ortiz apareció en la sede del PRI para exigir la renuncia de Alejandro Moreno Cárdenas. Fue una manifestación escueta. Ávido de reflectores, el exgobernador de Oaxaca, está lejano de ser una voz con peso dentro de la toma de decisiones del partido tricolor.
Incluso, tardó más de 20 días en darse cuenta que la dirigencia encabezada por Alito se encargó de darle las últimas paladas al PRI. Y tener enfrente la derrota más costosa para el otrora partido aplanadora. Ulises Ruiz no entregó ningún documento ni presentó una propuesta concreta, sólo fueron gritos y gritos sobre avenida Insurgentes.
Los días de Ulises Ruiz como militante del PRI están contados y cada vez son más las voces que lo ven en pleno chapulineo y renuncia a su militancia. No consiguió la dirigencia del tricolor, tampoco fue tomado en cuenta para una diputación plurinominal y ahora está lejos que su propuesta de designar una dirigencia interina que se convoque a la asamblea nacional y se hagan los cambios que requiera el partido tras la debacle electoral.
Ulises Ruiz y Alejandro Moreno se encuentran confrontados y al mismo tiempo son parte de la clase política dedicada a debilitar al mismo partido en los últimos tres años. Sin embargo, Ruiz Ortiz es un político con un pasado oscuro y tiene cuentas pendientes con la justicia por actos represivos durante su gestión como gobernador.
En su pasado, como gobernador de Oaxaca, aún pesan los actos represivos de los cuales no ha demostrado con solidez que no tuvo ninguna responsabilidad. Sin embargo, los excesos de sus subalternos exhibieron a un gobernador desinformado. El caso de la detención de los dos exintegrantes del Ejército Popular revolucionario (EPR) Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, en mayo de 2007 es un capítulo negro en la época del gobierno de Ulises Ruiz.
El ex gobernador aún guarda recelo al priismo ya que su candidatura a la dirigencia se deshilvanó en el camino por falta de requisitos. Aún así la rebelión en el PRI inició y Cárdenas Moreno tiene el doble reto en corto tiempo cicatrizar y trazar una ruta para lograr una salida honrosa ya que la militancia le comienza a cobrar muy cara su permanencia.
En su coraje, Ulises Ruiz suelta “fuego amigo” pero todo se queda en la denuncia mediática y en el grito en las oficinas del CEN. Así se caracteriza su actuar, al estilo radical cerró los accesos a la sede nacional y con cadenas y candados intentó imponer su fuerza. Aunque quedó en lo anecdótico.