Por Carlos Ramírez
El saldo por partido en las elecciones en el Estado de México prendió las alarmas en el PRI: casi 60 mil votos menos que Morena. El mensaje ha quedado bastante claro: como partido, el PRI es minoría y tiene que aliarse con partidos chicos para más o menos permanecer en el mismo lugar de primera minoría.
De acuerdo con cifras del padrón electoral, 18 estados de la república en poder de la oposición suman más de 66% de electores, lo que deja al PRI en franca minoría; entre ellos destacan los cinco estados opositores con mayor padrón: Estado de México, con Morena como partido uno, Ciudad de México, Veracruz, Puebla y Guanajuato. De estados con intenso padrón, al PRI sólo le queda Jalisco con 5.5 millones de electores, pero en declinación por el deterioro en la gestión del gobernador priista Aristóteles Sandoval Díaz y el avance de Movimiento Ciudadano y el PAN.
Las cifras desagregadas del Estado de México apuntalan las preocupaciones priistas: como partido, el PRI obtuvo 226 mil 298 votos menos que Morena y su alianza con el Verde, Nueva Alianza y Encuentro Social le dio 3.9% de votos que le prestaron al final una ligera ventaja de 2.9 puntos sobre Morena.
Aunque en escenarios no comparativos pero sí con datos que ayudan a consolidar percepciones, en el 2012 a nivel nacional López Obrador sacó 9.37 puntos porcentuales adicionales en su alianza con PT y Movimiento Ciudadano y Peña Nieto obtuvo sólo 5.5 puntos del Verde. Ahora el PRI necesita más partidos aliados que Morena.
A favor del PRI le queda para el 2018 la expectativa de la fragmentación en el sistema de partidos: Morena y el PRD rompieron posibilidades de alianza por los choques durante las elecciones mexiquenses y en el PAN ya estalló la guerra política entre Margarita Zavala de Calderón y Ricardo Anaya; en el primero se ve casi imposible un acuerdo López Obrador-PRD y en el segundo se perfila la salida de la esposa del expresidente Calderón del partido para buscar otro camino para la Presidencia.
La división en Morena-PRD y en el PAN sería la última tabla de salvación para el PRI. La posibilidad de una alianza PAN-PRD para la presidencial del 2018 se percibe en función de las alianzas ganadoras en gubernaturas desde 2010.
Sin embargo, las alianzas estatales fueron posibles sólo por asociación de siglas en función de una precandidatura ganadora y sin ningún programa específico de gobierno. Una presidencial implicaría acuerdos mayores para los cuales no están preparados ni el PAN ni el PRD y por la existencia de egos políticos inflexibles.
Pero por ahora, la derrota como partido del PRI en las elecciones estatales estaría mostrando algunos indicios negativos para la presidencial nacional del 2018: el Partido Nueva Alianza podría no ir con el PRI y tener candidato presidencial propio después de su éxito inesperado en Veracruz, el Partido Encuentro Social sigue sin peso nacional y el Partido Verde no repunta de su estancamiento significativo. El PT y Movimiento Ciudadano quedan en el mercado de remates electorales al mejor postor.
El dominio opositor en el padrón electoral nacional es el indicio más importante de la declinación del PRI como partido, muestra algunas expectativas pesimistas para el 2018 y daría mensajes de que al PRI sólo le beneficiaría la división en PRD-Morena y en el PAN.
Política para dummies: La política es saber que al final de cuentas y luego de muchas vueltas dos más dos siempre son cuatro.
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