Gradualmente, las brechas de género se han cerrado en la mayoría de los ámbitos de la vida pública, hasta el punto que hoy sabemos que una sociedad no puede aspirar a un desarrollo permanente, si no incorpora el talento de las mujeres. Esta misión descansa sobre un principio fundamental: empoderar a una mujer, sobre todo en materia social, significa mejorar la calidad de vida de toda una familia.
En la lucha por erradicar la pobreza en México, se ha vuelto cada vez más importante el asegurar que las mujeres sean protagonistas de las estrategias emprendidas. En la mayoría de los programas sociales, la mujer es quien traduce las herramientas de política pública en beneficios para la gente. Los Comedores Comunitarios o las Estancias Infantiles son ejercicios donde las madres de familia son el eslabón esencial para alcanzar un mayor bienestar.
Tan solo escuchar el testimonio de personas como Rosa María, responsable de un Comedor Comunitario en la Ciudad de México y quien se despierta temprano para apoyar a sus vecinos, hace notar lo esencial que ha sido la participación ciudadana en la operación de nuestros esfuerzos. Pero además, el saber que hay mujeres que le dan a los suyos un plato caliente de comida y son una fuente de seguridad, nos motiva a hacer todo para garantizar el bienestar de nuestras madres, niñas y jóvenes.
En ese sentido, el Secretario Miranda ha redoblado esfuerzos para que más mujeres se acerquen a los programas y aprovechen sus beneficios. El beneficio del empoderamiento de la mujer va más allá de la erradicación de la pobreza, ya que de manera decisiva, el garantizar el ejercicio pleno de los derechos para las mujeres, es la ruta para combatir la discriminación y fomentar el crecimiento incluyente, en beneficio de todas y todos los mexicanos.
Nuestro Dato: Dos de cada tres de los beneficiarios de los programas que ofrece la política social en nuestro país son mujeres.