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Puntos sobre las íes

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Lo que ahora está ocurriendo con los candidatos a gobernadores del partido Morena es un verdadero suicidio político.


Imprudencia política

Antonio Navalón

@antonio_navalon

Lo que ahora está ocurriendo con los candidatos a gobernadores del partido Morena es un verdadero suicidio político.

Por una parte, su dirigente Andrés Manuel López Obrador debe estar muy feliz ya que se han presentado circunstancias políticas y sociales que al final del día han contribuido con su campaña. Puesto que –después de 12 años– aún consiste en denunciar a la mafia del poder y en asegurar que todos los que la conforman son corruptos.

Sin embargo, hay mucha gente en Morena que no tiene la visión idealista de su presidente. Ya que varios integrantes de ese partido político lo observan, por una parte, como una plataforma para cambiar la realidad, y por otra, como una base para el desarrollo personal mediante el servicio al pueblo.

En ese sentido, no se entiende la decisión del Instituto Nacional Electoral (INE) al cancelar el registro de la candidatura de David Monreal Ávila para la gubernatura en Zacatecas. El único que parecía tener serias posibilidades de convertirse en gobernador desde la bancada de Morena.

Esa situación –en mi opinión– fue un grave gesto de falta de cordura política, al arrebatarnos la posibilidad de tener un elemento moderado en el sentido de la responsabilidad que representa para Morena estar en el gobierno. Sin embargo, ya había pasado lo mismo en marzo, cuando las autoridades electorales dejaron al mismo partido sin candidato para la gubernatura de Durango, al anular el registro de Guillermo Fabela Quiñones.

Y es que, a fin de cuentas hay algo que siempre les preocupa a los radicales de Morena, y eso es que cuando se someten a las votaciones les roban o les estafan. Pero ahora al parecer se está impidiendo su llegada a las urnas, confirmando así todas las teorías conspirativas de los buenos y los malos, donde a estos últimos les gusta ser los herejes de hoy, porque eso a lo largo de la historia los ha convertido en los profetas del mañana.

Aunque, en algún lugar del gobierno de este país tiene que haber sentido común y capacidad de pensar en términos políticos. Y lo político no es quitarle a Morena lo que obtenga en las urnas.

El problema es que con esta situación estamos alimentando cada vez más a la fiera de la especulación, la descalificación, y a ese juego que significa tomar el dinero y los privilegios de las instituciones, pero usar cualquier actuación para declararse en rebeldía frente a ellas, y actuar dentro y fuera del sistema.

Por lo tanto, creo que la forma en la que el conjunto del aparato democrático mexicano y las instituciones ha estado manejando todo esto, está siendo poco inteligente.