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Opinion

Puntos sobre las ÍES

Uno de los factores más importantes para un político es, sin duda, su nivel de aceptación en las encuestas. Y es que, no hay precio para aquel sentimiento que genera la aprobación de su trabajo, mucho menos cuando se trata de distinguirse entre sus propios compañeros de Gobierno, de partido o simplemente de ideología.

Sin embargo, México está pasando por una situación excepcionalmente novedosa, ya que tenemos un Presidente que desde el primer momento en el que decidió ser el símbolo de la entrega por el Estado y empezó a impulsar sus reformas, anunció que nunca gobernaría para las encuestas.

Y en ese sentido tuvo mucho éxito, porque ahora las encuestas aseguran que Enrique Peña Nieto es el presidente con el menor nivel de aprobación de los últimos cuatro mandatarios que han dirigido al país.

Pero con la situación actual que deja a Ayotzinapa en medio, considero que lo más importante no es precisamente constatar que existen encuestas como la que dio a conocer en días recientes el diario Reforma, la cual marcó un nuevo hito hacia la baja en la popularidad de nuestro Presidente, quien registró apenas 30 por ciento de aceptación entre los ciudadanos.

Porque desde mi perspectiva, lo más importante de todo esto es la forma en la que alguien que fue tan mediático como Peña Nieto, que generó un voto femenino decisivo para que ganara la elección Presidencial, terminó por renunciar al intercambio de relación con su pueblo que marcan las encuestas.

¿Cómo es un Gobierno que no se deja contaminar por las encuestas? Es tal y como ahora se puede ver en México. En ese contexto, es una pena que el gabinete conozca tan bien ese viejo dicho que tenemos desde Francisco I. Madero: “Sufragio efectivo, no reelección”.

Y es que, en el caso de Peña Nieto ya tuvo la banda presidencial, pero a los demás que la esperan sí les importan las encuestas. Algo que nos hace vivir en la paradoja de que mientras un Presidente está por los suelos, algunos secretarios de Estado, se elevan por los cielos.

Todo eso forma parte del juego político, pero también forma parte de nuestra conciencia como pueblo y de la manera en la que decidimos condenar al jefe y salvar a los ejecutores.

Ahora ¿por cuánto tiempo más vivirá nuestro Presidente al margen de las encuestas? Eso ya no importa, porque al final del día desde que entregamos como país nuestra contribución a la historia moderna por medio de unas reformas y de un “Pacto por México”, ya no hemos tenido más política.

Antonio Navalón
@antonio_navalon

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