“Semana Santa”
Antonio Navalón
@antonio_navalon
La República Mexicana no tiene religión, somos un Estado laico. Es más, la separación entre cualquier Iglesia y el gobierno del país es un imperativo constitucional.
Sin embargo, México ha tenido que lidiar con una gran contradicción en el sentido de cómo llevar su sentimiento más profundo con el cumplimiento de las leyes y de las condiciones actuales. Ya que la Iglesia se posicionó frente a los enemigos de la revolución, dando origen al proceso histórico del que venimos.
Pero de cualquier forma la pasión, las creencias y el viacrucis que celebran los creyentes, no sólo termina con la crucifixión, sino que en esta semana que inicia hay una serie de aspectos que no podemos ignorar.
Por ejemplo, la declaración tan trascendente del General Secretario Salvador Cienfuegos, sobre el error que representó sacar el Ejército a las calles para combatir al narcotráfico y hacer una tarea que no le correspondía.
Y si sumamos esa declaración a la que hizo el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, asegurando que la política implementada por Felipe Calderón en la guerra contra el narcotráfico, estuvo mal diseñada y fue una equivocación, es necesario reconocer que hemos entrado a otra era.
En ese sentido, el gobierno de Peña Nieto se puede considerar a sí mismo como el más generoso con sus antecesores en la historia política del país. Porque a la hora de asumir su mandato decidió no evidenciar y no atender, todos los casos de desaparecidos durante el sexenio de Calderón.
Alguna razón debían de tener y yo quiero creer que decidieron hacer borrón y cuenta nueva. Sin embargo, ese borrón no ha limpiado la historia de México, porque como ya sabemos a estas alturas, no hay nada más difícil de desaparecer que un desaparecido.
A partir de aquí las circunstancias se irán cargando cada vez más de negros nubarrones. Y siendo así debemos entender muy bien lo que significan las tendencias del país, y aunque parezca que no sucede nada a pesar de todo lo que hacemos, que nadie se equivoque, porque eso es mentira.
Empieza la Semana Santa, habrá pasión, dolor y crucifixión, pero lo que no queda tan claro es cuándo habrá resurrección y en ese caso a quién le afectará.
Pero de momento, en una revisión de la historia recordamos que el 2 de octubre de 1968 no se olvida, marcó la vida del país y lo sigue haciendo hasta el día de hoy.
Sin embargo, quiero recordar que los muertos de Tlatelolco, numéricamente hablando —aunque un muerto representa a todos— no se comparan con la cantidad de asesinatos perpetrados en los tiempos de la guerra contra el narcotráfico.