Antonio Navalón

@antonio_navalon

Existe una gran pregunta acerca de que si Miguel Ángel Mancera dará o no el ancho para llegar de verdad a la grande.

Y es que, independientemente de lo que diga nuestro actual jefe de Gobierno, ya se le nota en los ojos que realmente lo único que quiere es ser presidente.  Siempre he dicho que todos los que quieren ser presidentes están hechos de una materia especial.

Porque cualquier persona podemos tener ambiciones, nos puede gustar mucho el poder, sus ventajas y lo gratificante que resulta tenerlo. Sin embargo, ¿usted se imagina todo lo que hay que hacer para obtener todo el poder de nuestro país?

En ese sentido, la contingencia y la crisis que aún no se ha superado en torno a los problemas medioambientales de la megalópolis, han servido para demostrar cuál es la capacidad de formulación y de enfrentamiento en este tipo de eventualidades.

Sobre todo cuando se cuenta con un Gobierno Federal que al parecer se siente muy cómodo con el jefe de Gobierno. Ya que la relación entre Mancera y Peña Nieto –considerando los antecedentes en los que Felipe Calderón casi nunca coincidió con Marcelo Ebrard– se muestra como toda una luna de miel ininterrumpida durante todos estos años, en nombre de la institucionalidad.

Pero ahora llegó el momento de la verdad en nuestro país –un lugar que cuenta con las mejores leyes, pero con los peores cumplimientos de las mismas– donde la batalla contra la contingencia ambiental demostró una vez más que sobre el papel logramos los mejores diseños y sobre la práctica hacemos las mayores barbaridades.

Sin duda, fue impresionante cuando Miguel Ángel Mancera explicaba que declaraba la contingencia ambiental porque tenía indicadores que permitían saber cuando el aire se convertía en nuestro mayor enemigo o en el asesino que nos mataba como si fuera el gas de los campos de exterminio.

Y en ese contexto, la pregunta es clara: ¿y los demás qué están haciendo al respecto? Porque finalmente no ser la capital y no estar en el centro del país tiene muchos inconvenientes, pero también grandes ventajas, y una de ellas es deslindarse cuando existen este tipo de problemas.

Siendo así, resulta necesario que el Gobierno Federal lleve los verificadores vehiculares a toda la República. Y entender que una cosa es la división territorial y el pacto federal, y otra muy diferente es articular políticas de medio ambiente que permitan identificar dónde y cómo se puede contrarrestar el deterioro del aire dentro de un planeta que no hemos dejado de aniquilar.