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Puntos sobre las ÍES

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“Por el independiente”


Ahora con un Donald Trump en Estados Unidos que está por convertirse en el candidato del Partido Republicano para las elecciones presidenciales, es lógico que en México, donde todo nos impresiona sobre nuestra vida pública y después de la primera aventura en la que un independiente se convirtió en el gobernador de Nuevo León; todo el diálogo político vaya haciendo una extraña omisión en torno a la búsqueda del independiente.

Pero no me refiero a los independientes de laboratorio o a los que pretenden serlo con cuatro pesos y una biografía de sí mismos disfrazada con algún servicio nacional.

Sino a todos aquellos que se dan cuenta de que el descrédito en la vida pública ya es insoportable y que rota la cadena que garantizaba la hegemonía de los gobiernos y la  dictadura del manejo clientelista de las urnas, la situaciónpolítica plantea muchos problemas.

El primero es ganar. El segundo es que aunque se gane se pueda gobernar. El tercero, es saber a quién se está eligiendo en realidad cuando uno vota a favor de algún independiente, ya que siempre habrá alguien detrás de su campaña. Y cuarto, una vez que un independiente llegue al Gobierno, identificar qué es lo que realmente puede hacer.

Y es que, si la crisis de los partidos sigue siendo tan profunda llegará el momento en el que no sabremos si nuestra capacidad de asombro frente a todo lo que hacen podría ser superada por un escenario en el que los partidos dejaran de existir.

Sin embargo, el problema no es lo que esperemos que haga o deje de hacer el PRI, que ahora curiosamente está instalado en un gran profesionalismo mediante una silenciosa batalla que busca conseguir no sólo nueve sino las 12 gubernaturas.

Porque el problema es todo lo que está pasando al interior del PAN y del PRD, donde en lugar de encontrarnos con la esperanza blanca de un independiente puro y libre de la influencia de las televisoras, sólo estamos frente a unos dirigentes políticos perdidos por el peso de sus responsabilidades del pasado o por una lucha de ambiciones que no les permite avanzar hacia ningún lugar.

En ese contexto, parece claro que los panistas deglutiendo a los perredistas, cuentan con serias posibilidades de gobernar estados clave como Puebla y Veracruz. El problema es todo lo que podría suceder en caso de que eso finalmente no se confirme y esos estados rompan con la tendencia de las encuestas y lleguen a manos de la oposición.

Pero mientras se va conformando todo el tejido de los gobernadores que vendrán, la gran esperanza para 2018 aún radica en encontrar un independiente a quien podamos votar.

Antonio Navalón
@antonio_navalon