Capital Estado de México

Opinion

Puntos sobre las ÍES

Es curioso el espectáculo que se está montando a partir de la decisión judicial que consideró procedente la extradición de “El Chapo” a Estados Unidos.

Situación en la que ahora Guzmán Loera sí quiere ser extraditado. Tal vez porque prefiere la tranquilidad de las cárceles estadounidenses que le garantizan una hora de sueño y soledad absoluta durante 23 horas continuas en las que no podrá hablar más que consigo mismo.

Sin embargo, la Secretaria de Relaciones Exteriores –nuestro Gobierno tan comprometido con la defensa de la legalidad en los procesos judiciales de todos nuestros capos– ha respondido que se pronunciará después de los 20 días que tiene disponibles para determinar si avala o no esa extradición.

Eso nos lleva a pensar, por una parte, que se debe necesitar tiempo para poner en orden los asuntos internos antes de dar el salto. Y por otra, que seguramente Felipe Calderón lo hizo todo muy bien, porque hasta el momento no ha merecido ni una sola crítica de reprobación por parte del Gobierno de Peña Nieto, que ha sido tan sensible con los derechos humanos de “El Chapo”.

El problema ahora es que Joaquín Guzmán –aunque fue trasladado al Penal de Ciudad Juárez– aún sigue aquí. Y el problema es que Roberta Jacobson, la embajadora de EU, en México, ya está aquí.

En ese contexto, ¿cómo será un país sin “El Chapo”? ¿Hasta dónde llegarán las consecuencias de “Chapolandia”? ¿Cuánta gente sentirá que es conducida a la cárcel de máxima seguridad junto con él?

Aunque eso, señoras y señores, no sólo se debe aplicar en México. Porque ustedes creen que en una cuestión de dos, en la que interviene Homeland Security, la DEA, el FBI, y donde el negocio es transportar toneladas de drogas al principal mercado del mundo, ¿se puede hacer sólo corrompiendo a políticos y a policías mexicanos? Claro que no.

Y en ese sentido, las consecuencias de la canción de “El Chapo” harán que se escuche una sola melodía tanto en México como del otro lado de la frontera, independientemente de que ahí la justicia se haga en silencio.

Pero por otra parte, es importante saber qué vamos a hacer, si una batalla contra el narcotráfico o usar esto para seguir debilitando a nuestro país frente a los peligros del exterior, que ahora no sólo es Trump sino también es este nuevo mundo que se dirige más hacia el Pacífico que hacia los países de América del Norte.

Y finalmente lo que no debemos ignorar es que “El Chapo” ya es como una especie de Santa Claus, porque él sabe que dependiendo de las cartas que le manden, estará hipotecando en mayor medida el futuro de mucha gente en ambos países.

Antonio Navalón
@antonio_navalon

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