Y poco a poco, día tras día, candidato a candidato y martes a martes, Donald Trump sigue adelante en las elecciones de Estados Unidos, aunque sólo él sabe hacia dónde va.
Ahora el mundo en el que vivimos es un frenesí, donde no es conveniente pelearse con la realidad en la que ya existen una serie de fenómenos muy particulares.
En ese sentido, EU tiene a Trump; Brasil cuenta con aquellos senadores que en su mayoría han sido investigados por corrupción y que ahora derriban a su presidenta.
España pone de manifiesto el regreso de la revolución de la derecha, y en otras partes del mundo donde también suenan los tambores de guerra, el enojo social ya está alimentando a todos los “trumps” del planeta.
Sin embargo, aún hay preguntas pendientes: ¿y los capitales? ¿Y los representantes de la socialdemocracia? ¿Y todos aquellos que en los últimos 50 años hicieron que el mundo fuera distinto, ahora dónde están? Ya que sin duda estamos sufriendo las secuelas de una herida que supura pus, frustración, sangre y dolor. La herida del robo y el despojo de millones de seres humanos a los que tras una crisis económica generalizada, ningún gobierno les brindó esperanza alguna, y simplemente los obligaron a aceptar que sufrir, ser violados y tratados de manera injusta forma parte de la condición humana.
Es por ello que actualmente los que comulgan con Trump son todos aquellos que demuestran el estado de enojo de las sociedades.
Y en ese contexto, México se ha mostrado como un lugar que no pertenece al planeta Tierra, ya que nuestros ciudadanos y nuestro enojo no se manifiestan como en los demás países. Porque aquí podríamos ser merecedores del récord Guinness por ser el pueblo que más aguanta, aguanta y aguanta.
Por lo tanto, viviendo en una situación que no se arregla y donde todo se ha convertido en una crisis permanente, entonces ¿quién será nuestro Trump? ¿Quién representará el enojo y la frustración blanca, negra, amarilla, azul otricolor que tiene nuestro pueblo?
Porque en este momento hay que observar las elecciones de nuestro país como lo que son, menos cuando se convierten en el sistema para que lo peor de cada casa salga a relucir y produzca un entorno de sangre, sudor y lágrimas que se utilizará para llegar “democráticamente” al poder.
Pero lo que no debemos olvidar es que el fenómeno Trump no es un caso aislado en el mundo. Por lo tanto, en México no sólo debemos plantearnos la pregunta acerca de quién será nuestro Trump, sino además tenemos que cuestionar si en esta ocasión los jinetes del Apocalipsis también serán incubados en una urna.
Antonio Navalón
@antonio_navalon