Si aún estuviéramos en aquellos años en los que México tenía un papel importante en la región latinoamericana, en este momento nuestra canciller estaría mediando la situación que desencadenó una catástrofe por la actual contingencia humanitaria que azota a Venezuela. Y es que, ahora el país que posee las mayores reservas de petróleo en el mundo enfrenta una grave crisis económica y política que va acelerando la cuenta regresiva de un inminente estallido social.
Sin duda, fue muy curioso el proceso por el cual Hugo Chávez llegó a la Presidencia venezolana, pero lo fue aún más el que lo mantuvo vigente a través de los años, donde hay que comprender que los pueblos siempre necesitan esperanza para seguir viviendo.
Sin embargo, esos procesos cambiaron en la región cuando el petróleo le dio a aquel par de gerontócratas, mejor conocidos como los hermanos Castro, el tiempo y el espacio para que sin dejar de ser comunistas y sin tener que ir al aeropuerto para recibir a Barack Obama, pudieran acabar con el bloqueo entre Estados Unidos y Cuba.
Ahora el chavismo y los países del ALBA se muestran como una realidad continental que ya emprende la retirada.
Y al mismo tiempo que se baraja la posibilidad de encarcelar a Cristina Kirchner en Argentina, de derrocar a Dilma Rousseff en Brasil y de no reelegir a Evo Morales en Bolivia; Venezuela no sólo se desangra, sino que avanza hacia una confrontación donde lo único que parece seguro es que el Ejército no le disparará a su propio pueblo.
Aunque eso no garantiza que los paramilitares entrenados por los chavistas no sólo terminen por enfrentar otro Caracazo como el de 1989, sino que podrían presenciar una situación generada por la furia popular en un escenario que ya ostenta el récord como el país con mayor cantidad de homicidios en América Latina.
En este momento la crisis venezolana evidencia lo obsoleto de las instituciones, lo irrelevante de la posición de países como México y España, la desaparición de la OEA y esa curiosa calma de la fuerza de los poderosos que se ha instalado entre EU y Cuba.
Pero en todo este recorrido no hay que olvidar que cuando se buscó la paz en Centroamérica se firmaron los Acuerdos de Chapultepec, donde uno de los principales interlocutores entre los Castro y Estados Unidos, fue el ex presidente Salinas de Gortari.
Y en ese sentido, tampoco debemos olvidar que México siempre tuvo un papel muy relevante en Latinoamérica cuando se trataba de catástrofes humanitarias o de guerras por conflictos civiles, porque al parecer ese liderazgo al día de hoy sólo forma parte de nuestros recuerdos.
Antonio Navalón
@antonio_navalon