Quedan dos semanas para que el país celebre nuevas elecciones y para saber si todo lo que ha traído consigo este proceso electoral corresponderá o no con nuestra realidad.
Sin embargo, la sorpresa de este año es una situación que va más allá de toda lógica, al menos en las tendencias que han marcado las encuestas.
Y me refiero a todo lo que está pasando en Veracruz. Un estado que en este momento está presenciando un fenómeno casi unánime de rechazo hacia su clase política.
Porque ahora las encuestas señalan que ya ha surgido una nueva tendencia, que de seguir en ascenso podría darle el triunfo electoral al partido Morena en Veracruz.
Y si eso llega a suceder será porque en nuestro país –como ya está pasando en muchas partes del mundo– los jóvenes ya no expresan su rechazo hacia el sistema por medio de la abstención, sino que han descubierto que la mejor manera de protestar en contra de todo aquello que contamina sus vidas y que les arrebata su futuro, es ejerciendo el poder que les da la Constitución para votar.
En ese sentido, considerando que ahora los jóvenes deciden votar de manera masiva, podemos determinar que los próximos comicios — al menos en algunos estados — no serán las elecciones de la abstención.
Pero lo que sí existe en este momento es un escenario en el que un partido que no tiene una estructura en un estado tan complejo, pero también tan cansado como es Veracruz; ya tiene una oportunidad real de alcanzar el poder.
Y es que, a estas alturas es claro que la clase política tiene en ese estado a un pueblo sumergido en el hartazgo, lo que ha llevado a Veracruz a expresar su rechazo y su inconformidad mediante la movilización del voto joven.
Pero si eso termina por reflejarse en el resultado de las próximas elecciones, entonces estaríamos presenciando un cambio de escenario, porque ninguno de los supuestos de guerra y paz que hoy se barajan en la posible salida política de Veracruz, tendrían vigencia.
Además no sólo se habrá colocado al octavo pasajero, al alien de la política mexicana que representa Morena, sino que se evidenciaría por una parte, el camino de ese partido para alcanzar la gubernatura, y por otra, la manifestación a través de situaciones muy contundentes del descontento que existe en contra de la clase política veracruzana.
Todo parece estar decidido, aunque no hay nada más peligroso en política que los factores sorpresa. Y no hay dinero que pueda movilizar a los votantes, ni estructura de partido que pueda sustituir el enojo social de un país que sobre todo en sus clases más jóvenes ha decidido decir: ¡hasta aquí llegamos!
Antonio Navalón
@antonio_navalon