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Puntos sobre las ÍES

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Que corra el aire


Como el propio presidente Enrique Peña Nieto señaló en una entrevista realizada por el periódico “La Jornada”, no es sano que en este proceso electoral “las campañas estén cargadas de tanto lodo y basura”.

En ese sentido, estoy de acuerdo hasta cierto punto. Desde el enfoque del jefe de Estado comprendo el comentario y como ciudadano me alegro.

Y es que, actualmente hay mucho gas metano en el subsuelo político mexicano porque ya hay una gran cantidad de basura sobre nuestro territorio. Situación que en cualquier momento puede hacer estallar al conjunto del país.

Cuando las próximas elecciones lleguen a su fin, se mire como se mire y se quiera como se quiera, se habrán obtenido al menos dos ventajas.

En primera, podremos saber que tan resistentes son nuestros cimientos para hacer frente al sismo de la clase política que hoy se vive en todo el mundo. Y en segunda, será posible extraer gran parte del gas metano que se esconde en nuestro subsuelo para poder lanzarlo al aire durante estas campañas.

Y así como ya he escrito en otras ocasiones, yo no creo en las campañas negras, sino en los negros comportamientos.

Ahora tanto la clase política como la civil, debemos saber que todo lo que hacemos y todo lo que decimos es susceptible de ser expuesto algún día. Porque no vivimos alambrados, vivimos en el alambre.

Por eso independientemente de que llegue a desatarse un temblor político superior a los ocho grados en la escala de Richter, creo que el 6 de junio –el día después de las elecciones- muchos protagonistas de esta campaña ya habrán puesto, no sé si en orden sus asuntos con la justicia -que por cierto se extraña tanto en este proceso- pero sí habrán dejado convenientemente en el olvido su pasado, aquel que refleja todas las cosas que en algún momento afectaron a nuestro país.

A partir de estas campañas y a partir de esta inundación de lodo, si decidimos olvidar todos los antecedentes de los actuales candidatos -y eso no será culpa de ellos- tendrán el derecho en esta ocasión no sólo de robarnos el presente e hipotecar nuestro futuro, sino incluso hasta de arrebatarnos cualquier anteproyecto para que podamos ser libres y dignos.

Porque a partir del conocimiento que tenemos acerca de lo que ellos han hecho, es obligación de nosotros como sociedad, tratarlos, sancionarlos y hacerlos vivir conforme a las implicaciones y a las consecuencias de sus actos.

Antonio Navalón
@antonio_navalon